A pesar del entusiasmo de la presidenta de Nuevas Generaciones, Sofía Acedo, posiblemente propio de su juventud, la verdad es que los ánimos dentro de la sede del PP local no eran anoche los mejores. En esa balanza de sentimientos estaba por un lado la victoria del PP en Andalucía, después de 30 años, y por otro, no haber conseguido la mayoría absoluta que permitiera al partido de Mariano Rajoy extender su política de “cambio” a todas las regiones y muy especialmente a Andalucía.
Todas las encuestas han acertado en que la victoria sería para el PP; pero han errado, y por mucho, en que se lograría la mayoría absoluta, una percepción que no sólo se circunscribía a estos sondeos, sino que desde luego estaba más que implantada en las filas populares e incluso entre las socialistas.
Al final no ha podido ser. Andalucía es un bastión del PSOE, que pese a todos los escándalos que en las últimas fechas se han producido no han supuesto el rechazo absoluto de los andaluces hacia esta formación.
Todavía es pronto para asignar la Presidencia de la Junta de Andalucía al lado socialista, y máxime cuando las encuestas han fallado tanto en sus pronósticos respecto a los resultados, pero es casi seguro que el PSOE hará todo cuanto esté en su mano –respecto a pactos con Izquierda Unida– para mantener, fuera de la hegemonía del PP esta comunidad.
Habrá que ver cuánto está dispuesto a ceder el PSOE andaluz, porque IU tiene todas las bazas en su mano para pedir lo que quiera.