El máximo dirigente de Prodein señala que la solución para eliminar el poblado de Palma Santa pasa por mejorar las instalaciones y el régimen del CETI.
Lo ocurrido la semana pasada en el poblado de chabolas del Cerro de Palma Santa –un muerto a causa de una puñalada y el incendio de veinte de estas infraviviendas– ha vuelto a poner de relieve la inseguridad de la zona. Según el máximo dirigente de la ONG local Prodein, José Palazón, los propios inmigrantes, habitantes mayoritarios de este asentamiento, son conscientes de los peligros que conlleva vivir en el poblado.
En declaraciones realizadas a El Faro, el líder de la asociación humanitaria destacó que si continúan acudiendo a diario al asentamiento de Palma Santa es porque en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla no pueden llevar a cabo su vida de manera normal.
“No estoy diciendo que el centro esté en malas condiciones o que tenga un régimen interno propio de una cárcel, pero es que cuando llevas varios meses e incluso años en la ciudad, desciende la predisposición a integrarse en el CETI y acatar sus normas”, argumentó Palazón.
Así pues, consideró que la solución para que el poblado desaparezca pasa principalmente por mejorar las condiciones del centro para que sus residentes se sientan cómodos y no lo abandonen para marcharse a las chabolas. “Si se flexibilizan las reglas del centro y hay unas instalaciones más óptimas, ellos mismos serán los que desmonten el poblado para volver al CETI”, aseguró Palazón.
“Los inmigrantes no están contentos en las chabolas”, añadió, pues insistió en que son conscientes de lo riesgos que hay en la zona, en la cual, según los vecinos, suele haber disturbios entre los inmigrantes. “No tienen otro remedio que acudir al poblado para escapar un poco de la presión del CETI. El centro no está mal, quiero dejar eso claro, pero tampoco presenta unas condiciones que lo hagan plenamente habitable durante largos periodos de tiempo”, defendió el máximo dirigente de Prodein.
Además, resaltó que si se produce una resolución judicial para entrar en los terrenos de Palma Santa y eliminar el asentamiento de poco servirá, pues los inmigrantes se instalarán en otro lugar.
“No se trata de destruir las chabolas, sino de ofrecer una auténtica solución, una alternativa a los inmigrantes que permita poner punto y final a estos asentamientos de manera definitiva”.
El líder de la asociación humanitaria insistió en que el CETI no tiene unas normas internas férreas, pero vivir en el centro se hace insoportable después de largos periodos de estancia. “Es muy duro tirarse varios años en el CETI mirando pasar las moscas”, agregó. “Si han construido el poblado es porque no les queda otro remedio”.
Así pues, abogó por utilizar fórmulas similares a las utilizadas en otros países de la Unión Europea (UE), como pisos de acogida y similares, en los que se proporciona a los inmigrantes un mínimo de recursos para que organicen su vida, aunque siempre bajo la supervisión de asociaciones humanitarias a cargo del Estado.
En definitiva, apostó por intentar atajar el problema de raíz y dar a los residentes del CETI alguna alternativa que les permita llevar una vida más cómoda que dentro del centro.
En cuanto a los ánimos entre los inmigrantes tras todo lo ocurrido la semana pasada, Palazón señaló que aún existe cierto miedo por el incendio, aunque los habitantes de las chabolas continúan yendo todos los días a Palma Santa.
Prodein augura que el buen tiempo traerá pateras.
La llegada de la primavera y por ende del buen tiempo podría conllevar la llegada de más inmigrantes subsaharianos procedentes del país vecino, según afirmó ayer Palazón en declaraciones realizadas a El Faro.
Las últimas entradas, todas ellas por vía marítima, han puesto en pie de alerta a las autoridades locales, que temen que se produzca un repunte de las mismas proporciones que en mayo del 2011.
En palabras de Palazón, los alrededores más próximos de Marruecos están repletos de subsaharianos que esperan una oportunidad para intentar llegar a Melilla por mar, aunque no se atrevió a ofrecer una cifra aproximada de cuántos inmigrantes podría haber.
De producirse las llegadas que augura Palazón, se echaría por tierra la pretensión de la Delegación del Gobierno de normalizar el CETI, que tras las últimas entradas alberga a más de 600 inmigrantes, pese a que su capacidad real es para 480 personas.
Habrá que esperar a los próximos días para comprobar si las últimas llegadas han sido un hecho puntual o las primeras de un nuevo repunte en la presión migratoria que soporta la ciudad autónoma. En opinión de Palazón, la llegada de embarcaciones con inmigrantes volverán a producirse de manera periódica.