Rafael Imbroda asegura que sintió cómo volvía a nacer cuando recibió un riñón sano.
“Cuando me desperté, tras pasarse el efecto de la anestesia, tuve la sensación de haber nacido de nuevo”, aseguró Rafael Imbroda, a quien le trasplantaron un riñón hace cinco años. Así, comentó que en el caso de su enfermedad renal tuvo hasta dos oportunidades para continuar con vida, pues en primer lugar estuvo en diálisis y, más tarde recibió este órgano gracias a la solidaridad de una familia.
Rafael Imbroda comentó la emoción que sintió cuando sintió que tenía un riñón nuevo y que iba a poder vivir con una mayor calidad de vida que antes. Así, destacó la situación que tuvieron que vivir los familiares del donante cuando nada más enterarse de su muerte tuvieron que tomar la difícil decisión de si permitían el trasplante de los órganos de esta persona a otras que estaban enfermas.
Este melillense aseguró que la diálisis fue una salvación hasta que llegó su trasplante de riñón, pero que este tratamiento es para toda la vida en el que se invierten muchas horas. Así, indicó que hay que estar cuatro horas cada dos días en diálisis y además, llevaba una dieta muy estricta pues si superaba el medio litro de líquidos ingeridos diario tenía posibilidades de hincharse.
Rafael Imbroda recordó una anécdota que le pasó cuando estaba en la Unidad de Diálisis de Málaga. Aseguró que una mujer afirmó que todos los que estaban esperando para entrar en la sala y comenzar el tratamiento iban a morir en poco tiempo.
Sin embargo, este melillense destacó a todos los presentes que al menos ellos tenían la oportunidad de seguir con vida mientras llegaba una donación. Así, calmó el derrotismo de esta señora comentando que si una persona tiene un accidente o incluso sufre otras patologías no cuentan con la segunda oportunidad que sí les estaba brindado a ellos la diálisis.
El próximo 7 de marzo cumplirá cinco años con su nuevo riñón y destacó que aunque tiene un tratamiento para toda la vida con una serie de medicamentos para evitar el rechazo de este órgano, su calidad de vida ha mejorado de forma radical respecto a cómo era su día a día antes de ser trasplantado.
Rafael Imbroda espera que en el nuevo Hospital Universitario de Melilla se cuente con una Unidad de Diálisis más grande, lo suficiente como para que los enfermos no estén tan cerca unos de otros, para que puedan tener más intimidad.
Sus días de diálisis fueron duros, según recordó, y en los que se apoyaba mucho en la lectura.
Por otro lado, destacó que las donaciones que se realizan actualmente no son suficientes y que nunca se podrá llegar a tocar techo en este tema. Así, afirmó que es imprescindible que se continúe difundiendo la necesidad de ser donantes de órganos.
También dedicó unas palabras de agradecimiento a toda la sociedad española, ya que aseguró que sin ese grado de concienciación sobre este tema sería imposible que se hubiera conseguido un Sistema de Trasplantes tan excelente como el actual. No obstante, dirigió otros agradecimientos hacia los equipos médicos que se preparan y forman para hacer las extracciones de órganos y el trasplante a las personas que lo precisan.
Una anécdota sobre el ‘contagio’ de la solidaridad
El coordinador de la Unidad de Trasplantes de Melilla, Alberto Levy, aseguró que se dio el caso de un caballero que conoció a través de una noticia que un niño precisaba de un riñón y ningún componente de su familia podía donarle. Así, confirmó que su riñón sí le valía y esta donación provocó hasta 18 más. Un componente de la familia del niño decidió donar su riñón aunque no fuera para este pequeño y así se desataron el resto de las donaciones. Un caso con el que se comprueba la solidaridad y el grado de concienciación de los españoles en este tema, según apuntó Levy.