El trabajo es en muchas ocasiones lo que marca parte de la vida de una persona, no sólo por su ejercicio, sino también por el lugar donde se ejerce. Rosindra Marta Vilato Carcasses, cubana de nacimiento, llegó a Melilla hace 18 años, y el pasado sábado recibía de sus compañeros de trabajo de este tiempo una cena de homenaje por su jubilación.
Vilato estudió Medicina en su país natal y llegó a España, concretamente a Barcelona, para realizar la especialidad en pediatría. En la ciudad condal fue donde comenzó a ejercer su profesión y a conocer más a fondo la práctica de la Medicina.
Sin embargo algunos años después, tras una época en Bolivia, el país de su marido en aquellos momentos, la doctora regresó a España y comenzó a buscar trabajo. Entonces fue cuando Melilla se cruzó en su camino. Vilato apunta que no conocía la ciudad, aunque sí había estado varias veces en Ceuta y suponía que las características del lugar serían similares.
Así, no dudó en aceptar la oferta de trabajo y trasladarse con toda su familia, su esposo y sus tres hijos, a la ciudad autónoma, donde comenzó ejerciendo en el centro de salud de Cabrerizas.
La doctora, recién jubilada, asegura que la buena acogida de los melillenses, especialmente de sus compañeros de trabajo, le facilitó considerablemente la adaptación a la ciudad y que desde el principio, tanto ella como su familia, se sintieron “muy bien” en Melilla.
Vilato explica, no obstante, que tuvo que implicarse a fondo en conocer la ciudad y las características de los pacientes a los que atendían. Así, indica que recorrió los barrios de sus primeros pacientes y que ellos le permitieron compartir con ellos muchas cosas. “Algunos incluso me invitaron a sus bodas”, indica la médico.
Sus pacientes han sido para ella una parte muy importante de su vida en la ciudad y aunque en el primer centro de salud sólo permaneció seis años, aún recuerda con cariño, tanto a los niños que atendió cómo a los compañeros que trataron de hacerle más fácil el día a día en un lugar nuevo.
El centro de salud de Polavieja, en el que se jubiló hace unos días, fue su siguiente y último destino como profesional. Allí apunta que se encontró con nuevos compañeros y nuevos pacientes, de los que también guarda un grato recuerdo.
Durante las últimas semanas, antes de su jubilación, Vilato apunta que han sido muchos los que le han dado muestras de cariño, no sólo en Polavieja, sino también sus primeros pacientes, los de Cabreriza, que aún recuerdan el trabajo que hizo la doctora hace ya más de una década.
Vilato se ha implicado al máximo durante todos estos años, tanto con sus pacientes como con la ciudad y la profesión, y junto a otros profesionales de medicina de la ciudad, participó en la elaboración de la libreta de vacunas de Melilla, renovando la que tenían, que se había quedado atrasada. La doctora además ha pertenecido a la Colegio de Vacunas de la ciudad.
Ahora, tras las muestras de cariño de sus compañeros y pacientes, Vilato afronta una nueva etapa de su vida en la que espera poder disfrutar de su tiempo libre con la sencillez que siempre la ha caracterizado y hacer lo que más le gusta, viajar.