La ONCE realiza desde ayer y hasta el viernes la ‘X Edición de la Semana del alumno ciego’ bajo el lema ‘Toda una década entorno a la discapacidad visual’.
En alguna ocasión se ha ido la luz en casa o en el trabajo y todos han experimentado qué significa quedarse a oscuras sin poder ver. Han chocado contra los muebles y se han dado cuenta de lo difícil que es hacer las cosas que habitualmente se realizan sin poder ver nada. Estas experiencias y otras muchas más vivieron ayer los alumnos de tercero y segundo de la ESO del instituto Enrique Nieto gracias a la iniciativa de la ONCE de la ‘Semana del alumno ciego o con discapacidad visual’. Durante unos minutos cubrieron sus ojos con un antifaz y, aunque no es comparable con perder la visión, estos chicos se sintieron indefensos y pudieron percibir el mundo que les rodea de otra forma. La ONCE visita los centros docentes esta semana con actividades para los alumnos entre las que se encuentran aprender a leer en Braille o recorrer el centro a ciegas de la mano de un compañero. Remedios Rodríguez, profesora que atiende de forma directa a los alumnos que tienen discapacidad visual en sus centros ordinarios, explicó a El Faro que la principal meta de estas actividades es concienciar a los alumnos de los centros en los que hay otros niños con discapacidad visual de las múltiples barreras que se les presentan todos los días y de la importancia que tiene que ellos aprendan cómo ayudar a estos compañeros. A primera hora de la mañana, los profesores de la ONCE estuvieron con los chicos de tercero de la ESO y a partir de las 11:00 horas, con los de segundo de este mismo ciclo. Rodríguez aseguró que la ONCE ha elegido los centros en los que están algunos de los alumnos de la entidad y que precisan de más intervención. Hoy estarán en Reyes Católicos y mañana en el Eduardo Morillas. Orientación y confianza La primera de las actividades fue elegir a un compañero, con quien se intercambiaría más tarde el papel, y al que habría que guiar por el centro, ya que la ONCE les prestó unos antifaces para que no pudieran ver nada durante los trayectos. Con esta tarea los chicos descubrieron las dificultades que hay para un alumno con discapacidad visual en un centro docente, como bajar y subir escaleras y tropezar con diferentes elementos por el patio, como piedras o incluso, caer en un hoyo. Pero también aprenden cómo ayudar a un compañero ciego a moverse con ellos de la mano. Por ejemplo, se les indicó que deben ir cerca para evitar que choque con otros alumnos, aunque no mucho para que se le pueda avisar de los elementos que se encuentren por el camino. La clase de segundo de la ESO se dividió en tres grupos para poder trabajar las diferentes actividades y áreas curriculares que forman parte de su sistema de estudio, aunque enfocadas desde el punto de vista de un alumno con discapacidad visual. La primera visita fue la biblioteca del centro, donde encontraron libros escritos en Braille y también con una gran variedad de relieves y formas, ya que son los que utilizan para enseñar, por ejemplo, las formas de las hojas, cómo es el aspecto de una ballena o cómo crecen las flores. Con el tacto, estos chicos fueron indicando a sus compañeros lo que tocaban, como las burbujas que sobresalían del dibujo del mar o la forma de los peces. La siguiente parada fue la clase de Tecnología. Allí encontraron un circuito eléctrico, una de las actividades que deberán realizar, y con el que tenían que mostrar los diferentes elementos a través del tacto. También con este sentido, estos chicos debían intuir la forma de una construcción realizada con piezas pequeñas e intentar realizar una igual con los ojos tapados. Aunque se complicó bastante esta tarea cuando en vez de ser piezas ensambladas, la profesora les presentó una construcción de elementos sueltos que si tocaban con desatino se desmontaba. Por último, el gimnasio acogió un partido de goalball, el único deporte paraolímpico creado específicamente para las personas con discapacidad visual o ciegas. Las conclusiones Después de que todo los alumnos pasarán por estos tres talleres volvieron a clase para sacar las primeras conclusiones de esta experiencia. Los primeros análisis fueron muy positivos pues los chicos de esta clase de segundo de la ESO aseguraron que su percepción del centro y de las necesidades de una persona ciega habían cambiado al taparse ellos los ojos con el antifaz. En primer lugar, destacaron la inseguridad que sentían al no poder ver hacia qué lugar se dirigían o qué era lo que estaban tocando. Así, explicaron que al sonar el timbre para volver a clase se encontraron con cientos de chicos que aprovecharon el intercambio de clase para moverse por centro y eso ocasionaba aglomeraciones en los pasillos y en las escaleras donde chocaban con ellos a pesar de llevar un guía. De esta forma, remarcaron la importancia de que el compañero que tiene discapacidad visual lleve consigo un bastón para que el resto de los chicos del colegio le dejen pasar o le cedan el lugar de la barandilla. Rodríguez comentó en este momento de debate que pequeños cambios en el centro hacían más fácil la movilidad de los chicos ciegos por este edificio, como colocar bandas antes de las escaleras o barandillas para sujetarse al subir y bajar, sobre todo, en este centro que está lleno de escaleras. Cosas que hay que cambiar No obstante, apuntó las complicaciones que sufrieron estos alumnos para llegar al aula de Tecnología. Tienen que pasar por muchas escaleras para salir a un patio que conduce hasta este aula. Siguiendo la acera se encuentran con que hay un gran escalón que no está cubierto con una barandilla y por el que se pueden caer y también chocar contra una palmera. Toda esta información se dará a la dirección del centro para mejorar este recorrido y evitar que un alumno con discapacidad visual tenga un accidente. Para finalizar la mañana de actividades, la ONCE propuso a los alumnos descubrir cómo es el Braille, es decir, conocer con el tacto los números y las letras. Para ello, uno de los chicos que forma parte de esta clase y que es ciego se ofreció voluntario para explicarles la composición de las palabras y cómo aprendió él a reconocer las letras y los números con este sistema de escritura.