El Día de Reyes pone prácticamente siempre el punto y final a las fiestas navideñas, salvo que, como este año, se produzca en fin de semana; y también supone el inicio de las rebajas de invierno, una época donde todos aspiran, quieren y a veces logran ‘hacer su agosto’. Por un lado los comerciantes, para tratar de paliar las malas cajas registradas durante el año y por otro, los compradores, que se lanzan a la búsqueda y captura de esa pieza, quizá inalcanzable cuando estaba a su precio original.
Ayer fue el inicio de esta temporada de rebajas donde, a pesar de la crisis, o precisamente por ella, se vieron a muchos melillenses entrando y saliendo, ya cargados, de los distintos comercios melillenses.
Melilla no ha sido de las regiones que han adelantado el inicio de las rebajas como sí han hecho, por ejemplo, Madrid o Murcia. Éstas buscaban incentivar las ventas, y los primeros datos apuntan a que la medida ha dado buenos resultados.
Será cuestión de estudiar el asunto y plantearse llevarlo a cabo en Melilla, porque el año que acabamos de estrenar –y por las previsiones de los entendidos en la materia, el año siguiente también– se presenta difícil y cuesta arriba.
Y prueba de ello son las últimas ‘rebajas’ anunciadas –y esperemos que ahí se acaben– por el novísimo Gobierno de Mariano Rajoy, todavía más ajustadas a las producidas nada más tomar posesión de las riendas del país, y que según aclaran, son las necesarias después de conocer el verdadero descalabro de la economía española dejado por el PSOE.