Los melillenses despidieron el año como mandan los cánones, con mucha alegría, fiestas, cotillones y algarabía, pero eso sí,
sin graves indicentes salvo aquellos que se producen cuando uno bebe más de la cuenta.
Muchos locales que organizaron fiestas con este motivo se vieron desbordados en horas puntuales,pero a pesar de ello, no se registró incidentes dignos de destacar.
Y es que había muchas ganas de decir adiós a este 2011 tan complicado y de darle la bienvenida al 2012, un año que, de entrada, se presenta cuesta arriba –con ese anuncio de más recortes por parte del Gobierno Rajoy una vez que se ha conocido la verdadera realidad dejada por el anterior Ejecutivo–, pero en el que hay puestas muchas esperanzas, especialmente por parte del
Gobierno autonómico, con algunos proyectos importantes para la ciudad que, evidentemente, tendrán su repercusión en positivo para los ciudadanos.
Y a ello hay que sumar la designación del nuevo delegado, conocedor de primera mano de las singularidades de esta ciudad y que puede contribuir a que todos esos proyectos se inicien en este ejercicio o al menos, emprendan el camino para poder llegar a buen puerto.
Un puerto, por otro lado, del que pueda sentirse orgullosa la primera melillense del 2012, Tasnim, que nació pasadas las ocho de la mañana para alegría de sus padres y todos sus familiares