A sus 85 años de edad, tras pasar felizmente la Noche Buena rodeado de sus familiares.
El pasado día 25 falleció en Granada, a los 85 años, el sindicalista melillense, Lorenzo Lechuga, impulsor directo de Comisiones Obreras en nuestra ciudad, presidente de su justa gestora y primer secretario general tras la constitución oficial del sindicato en Melilla en el año 1977.
Lorenzo Lechuga murió víctima de una hemorragia cerebral, tras haber pasado felizmente en familia la cena de Nochebuena.
De larga historia sindical, su trayectoria como sindicalista estuvo siempre unida a la de otros panaderos que, como él, hicieron de sus convicciones bandera para la militancia y el compromiso.
Dirigente del Partido Comunista de nuestra ciudad formó parte, como concejal por el PCE, de la primera Corporación democrática que se constituyó en Melilla tras la aprobación de la Constitución del 78.
Casado con María Montoya, Lechuga compartió con su esposa su largo periplo desde la clandestinidad hasta la Democracia. No en vano, su fiel compañera fue una de las primeras mujeres que ocupó cargos en Comisiones Obreras y que participó clandestinamente en el Movimiento Obrero y Partido Comunista de Melilla.
Afincando en Almería desde hace años, a fin de poder estar más cerca de su hijo Antonio, Lorenzo mantuvo siempre vivo el vínculo con su ciudad natal y participó en multitud de ocasiones en la celebración de los 1º de Mayo junto a Comisiones Obreras de Melilla. La última, en 2007, cuando fue objeto de un sentido homenaje por parte del mismo sindicato en tiempos de Ángel Gutiérrez como secretario general.
En febrero del pasado 2010, Lechuga también volvió a Melilla para participar en la presentación del libro ‘La Memoria Derrotada’, en el que el periodista Fernando Belmonte recapitula y recrea las muchas experiencias, acontecimientos y hechos vividos por Lechuga a lo largo de su medio siglo largo como dirigente sindical de Comisiones Obreras y Partido Comunista, primero en la clandestinidad y luego, desde la Transición, como primer secretario general del mismo sindicato en nuestra ciudad.
Reacción en Comisiones
La secretaria general actual de CCOO, Caridad Navarro, catalogó ayer a Lorenzo Lechuga como un referente constante para Comisiones Obreras de Melilla. “Un hombre vital, que siempre sabía darte palabras de aliento y que formaba un matrimonio admirable junto a María Montoya”.
“Recuerdo perfectamente cómo se emocionó cuando le dimos aquel homenaje y le pusimos la Internacional como recibimiento. El salón estaba abarrotado y Lorenzo no pudo disimular lo emocionadísimo que estaba. Muchas veces me había hablado de cuantos años había celebrado el Primero de Mayo en su casa, con un pequeño grupo de amigos, con mejillones y patatas fritas, sin que nadie se enterara, porque tenían que hacerlo de forma clandestina”.
Y es que Lorenzo Lechuga se mantuvo durante décadas fiel a la acción sindical activa, a pesar de las extremas dificultades durante la etapa franquista, y no abandonó jamás su ideario, lo que le llevaba también a cultivar la columna de opinión política en distintos diarios melillenses.
Sobre todo, un hombre bueno
“Mi padre era, y es, un hombre ante todo bueno”, escribía en el prólogo de ‘La Memoria Derrotada’, su único hijo Antonio Lechuga.
Lorenzo, sin duda, fue sobre todo un hombre bueno y dialogante que en su profundo sentido democrático basaba su extrema fidelidad a sus creencias políticas y su quehacer en pro de un mundo más justo, siempre dispuesto a exponerse en la defensa de los derechos de la clase trabajadora de la que nunca dejó de formar parte.
Su historia, tal cual aparece narrada en ‘La Memoria Derrotada’ es, a juicio del escritor y jefe del Servicio de Publicaciones de la Ciudad Autónoma, Vicente Moga, “una confesión a corazón abierto de un trabajador que ha luchado por la vida, la propia y la de sus compañeros, consciente de que el individuo sin su aportación al tejido social es poco más que un accidente biológico”.
Ayer, la noticia de su muerte fue como un mazazo para muchos, puesto que a pesar de su avanzada edad, se mantenía inmejorable y sin achaques propios del paso de los años hasta el mismo día de su fallecimiento.
Desde ‘El Faro’ trasmitimos nuestro más sentido pésame a su esposa María, su hijo Antonio y resto de familiares, y por supuesto a sus muchos compañeros de Comisiones Obreras de Melilla.
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