Niega que la zona de la depuradora sea un punto habitual por el que intentan entrar los inmigrantes. El lugar donde está situada la garita no es un punto por el que habitualmente los inmigrantes intenten entrar en la ciudad, afirma la AUGC. En cambio, ese puesto de vigilancia sí permite controlar los movimientos que se registran en la zona marroquí y los intentos de llegar a la ciudad que tienen lugar por vía marítima por medio de pequeñas embarcaciones, flotadores o a nado. Además, en caso de que un grupo de inmigrantes pretenda entrar a través de la valla,el único agente de la garita no puede más que dar la voz de alto y reclamar la presencia de más guardias civiles. Por lo tanto, en opinión de la AUGC, esa labor se puede realizar perfectamente con un sistema de cámaras térmicas y de visión nocturna dirigidas hacia el territorio marroquí y que puedan ser manejadas desde una estación de control.
También recuerda la AUGC que aunque el guardia civil está protegido por la garita, no puede trabajar con las ventanas cerradas porque, por ejemplo, los dispositivos ópticos de visión nocturna no funcionan adecuadamente a través de los cristales. Esto hace que en pleno verano el agente deba soportar la insufrible presencia de mosquitos durante el tiempo que esté asignado a ese servicio, además de las altas temperaturas, la humedad característica del clima de Melilla, el insoportable hedor de los desechos fecales y el temor a contraer una enfermedad infecciosa. Por todo ello, la AUGC solicita que, al menos, “se adopten las medidas legales oportunas al fin de garantizar que al personal que presta servicio en la garita próxima a la depuradora, se le reconozca como enfermedad profesional (causada por el trabajo) cualquier patología médica de las recogidas en la ficha técnica del Estatuto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo y cualquier otra que pueda tener relación con dichas condiciones de trabajo”. En el escrito, firmado el 29 de octubre de 2010 y presentado al día siguiente, también se reclama que “de forma inmediata se adopten las medidas necesarias para la eliminación del riesgo o en su caso se supriman los mencionados servicios entre tanto no se solucionen las incidencias”. Esta es parte de la realidad que el delegado del Gobierno actual ha decidido ignorar desviando las reclamaciones de los agentes hacia sus mandos, un camino que, como se ve, lleva a ninguna parte.