La AUGC pide que se sustituya al agente por un sistema de vigilancia con cámaras en la depuradora · La Dirección General de la Guardia Civil rechaza las advertencias del Estatuto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo y niega que haya riesgo de enfermedad respiratoria para el agente. La salud del agente que presta servicio a diario en la planta depuradora de aguas fecales “a escasos metros de dichos residuos y que producen un hedor insoportable”, según la denuncia de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), no corre riesgo de infección. Ésa fue la respuesta que el teniente jefe J.G.T. de la Oficina de Apoyo del Consejo de la Guardia Civil dio al escrito presentado por la AUGC hace un año (30 de octubre de 2010) en la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla, que a su vez la envió a la Oficina de Apoyo del Consejo de la Guardia Civil, que a su vez remitió la misma al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales y al Estado Mayor de la Dirección Adjunta Operativa.
Este ha sido uno de los muchos intentos fracasados de la AUGC de intentar buscar solución a través de la cadena de mando a diversas deficiencias en las condiciones laborales de agentes destinados en Melilla. Precisamente a vía muerta el delegado del Gobierno, Antonio María Claret, desvía a los agentes cuando le solicitan una reunión para explicarle alguna de las “situaciones tercermundistas” en la que los guardias civiles prestan servicio en la ciudad. Desde su llegada a Melilla poco antes de las elecciones del 22 de mayo, las respuesta de Claret siempre ha sido la misma: Los agentes deben plantear sus revindicaciones laborales a través de sus mandos. Esa ha sido la posición del delegado del Gobierno, que ante las indignas condiciones laborales que denuncia la AUGC ha preferido cerrar los ojos, mirar para otro lado o taparse la nariz, como tiene que hacer el agente que presta a diario servicio en la depuradora de aguas fecales.
Laberinto burocrático
Las condiciones laborales en la garita vigilancia situada dentro de esas instalaciones fueron denunciadas por la AUGC en un escrito que presentó el 30 de octubre de 2010 en respuesta a la decisión adoptada doce días antes por la Jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla de archivar la instancia presentada ante la Oficina de Prevención de Riesgos Laborales de la Comandancia. Todo un laberinto burocrático que a día de hoy no ha servido para buscar una salida que, con un mínimo presupuesto y una dosis de voluntad política, está al alcance de la mano del político de turno que esté al frente la Delegación del Gobierno.
Aguas fecales
En el escrito presentado el 30 de octubre de hace un año, la AUGC denuncia la situación que soportan a diario los funcionarios destinados en el punto de vigilancia “situado en una depuradora de aguas fecales, donde el agente debe encontrarse a escasos metros de dichos residuos y que producen un hedor insoportable”. A continuación el escrito reproduce un trabajo del Estatuto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (denominado NTP 473) referido a las estaciones de aguas residuales. Dicho documento advierte de que en esas instalaciones “la contaminación respiratoria está provocada esencialmente por los aerosoles producidos en los dispositivos de aireación de los lodos y en la dispersión aérea de los lodos secos, que pueden transportar aiversos microorganismos que inhalados a través del aparato respiratorio pueden resultar patógenos para el hombre”. Continúa el documento señalando que el polvo de los lodos “contiene una flora variada y abundante. Predomina el género Aspergillus (especie A. fumigatus) cuya concentración es mayor en la zona de desecación de lodos, con el consecuente riesgo de dispersión aérea masiva. Este germen hace que sus esporas sean fácilmente inhalables y en algunos casos pueden llegar a afectar a los alvéolos”. Pero no es el único germen, también está el Saprófito, que habitualmente no afecta a individuos sanos, pero que puede ocasionar “asma aspergilar, aspergilosis broncopulmonar alérgica y alveolitis aspegilar. En cambio, es altamente patógeno en el caso de individuos inmunodeprimidos, pudiendo originar la formación de un aspergiloma”.
Finalmente, según el escrito del Estatuto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo aportado por la AUGC, “también se han constatado neumopatías por inhalación de virus aerotransportados de tipo enterovirus. Este hecho también ha sido descrito en instalaciones de compostaje de lodos. En cambio, no se ha descrito riesgo de legionelosis”.
La AUGC considera que, según lo expuesto en ese documento, “el riesgo para el personal que presta servicio en dicha garita resulta extremo”. Y denuncia que los agentes que realizan el servicio de vigilancia en ese puesto “no han sido en ningún momento informados de dicho riesgo, ni se ha adoptado medida preventiva alguna, incumpliendo dicha obligación”.
Esta situación, asegura la Asociación Unificada de Guardias Civiles “es de sobra conocida por los escalones de mando”. Y advierte de que el artículo 316 del Código Penal establece que “los que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando legalmente obligado, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuada, de forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a doce meses”.