La talla, de más de dos metros de altura, fue al parecer robada hace pocos días sin pista alguna de los autores y paradero.
Una de las esculturas del Paseo Marítimo del conocido artista melillense Mustafa Arruf, frente a la playa de La Hípica, desapareció hace pocos días sin que se conozca, por el momento, su paradero y los autores de lo que podría ser posiblemente un robo. Y es que, tanto la talla, de bronce, y el soporte que la sujera, de acero, no ha podido ser trasladada por una única persona, lo que hace sospesar la posibilidad de un robo. Este diario se puso en contacto con la Consejería de Seguridad Ciudadana. Su responsable, Javier Calderón, aseguró no tener constancia de esta desaparición.
De esta falta informó ayer a El Faro el propio escultor quien explicó que de las diez esculturas que se encuentran en el paseo marítimo, dos están en restauración, pero una de ellas ha desaparecido. Según dijo, los encargados de la restauración de las piezas “se dieron cuenta de que faltab a una y las autoridades policiales desconocen estos hechos”.
Lo más sorprendente de este suceso es que tanto la escultura como su soporte han desaparecido sin dejar rastro y “una persona no puede portar sola el peso de una escultura de más de dos metros de altura, incluido el cilindro de acero que lo sujeta”. Este cilindro está atornillado al pavimento, pero también es cierto que las inclemencias del tiempo pueden oxidarlos y hacer que sea más fácil arrancar la estatua de su lugar.
No es habitual que en Melilla se den este tipo de robos o actos vandálicos, si bien es cierto que recientemente también sustrajeron un cañón de más de un metro y medio en Melilla La Vieja.
Las estatuas de Arruf ubicadas en el paseo marítimo componen una serie de desnudos femeninos de corte vanguardista. La talla desaparecida es una de las más grandes en tamaño, casi un metro y medio y que, por el material del que está hecho así como la peana que lo soporta, hace casi imposible que una sola persona pueda moverla de su lugar.
El propio escultor manifestó su preocupación ante los hechos, ya que, de tratarse de un robo, la escultura posiblemente “esté ya en Marruecos o en algún sitio escondida”. Pero lo más “sorprendente” para el autor de la talla es que, días después de que la empresa, que se encarga de la restauración de las piezas, se diera cuenta de la falta “aún no se haya comunicado oficialmente ni se haya denunciado ni haya salido en los medios de comunicación”, afirmó.
El escultor melillense recuerda también que otra de sus obras fue robada en Noruega, que estaba ubicada en los jardines de uno de sus importantes museos.