“Lamentable”. Así definió en la jornada de ayer el estado en el que se encuentran los cauces de Melilla el máximo dirigente de Guelaya, Juan José Villalón, quien recalcó que, pese a los esfuerzos por mantener limpio el Río de Oro, presenta un aspecto muy deteriorado en algunos recodos.
En declaraciones realizadas a El Faro, el responsable de la asociación ecologista explicó que hay muchas zonas con ingentes acumulaciones de desperdicios, los cuales son arrojados al cauce en el tramo que discurre por Melilla.
“Es cierto que buena parte de la basura llegada arrastrada desde Marruecos cuando llueve, pero también lo es que dentro de la ciudad autónoma se está utilizando el río como si fuera un vertedero”, criticó.
Por ello, conminó a la Delegación del Gobierno y al Ejecutivo autonómico a poner en marcha un auténtico plan de choque para limpiar los cauces lo máximo posible, ya que además de suponer “un atentando contra el medio ambiente” perjudica a los propios melillenses, pues propicia la aparición de malos olores y de animales peligrosos para el ser humano, como las ratas.
En opinión de Villalón, como solución a corto plazo se deberían endurecer las sanciones a aquellas personas que viertan desperdicios al río.
Por otro lado, apostó por intensificar las labores de limpieza. “Con lo que se hace en los Planes de Empleo no es suficiente”, señaló, “el mantenimiento debe ser constante”.
En opinión de Villalón, los cauces de Melilla presentan una amplia variedad de contrastes en cuanto a conservación, aunque por regla general, los que tienen mayor número de elementos artificiales son los que se encuentran en peor estado. El que mejor aspecto presenta actualmente es el arroyo del Nano.
También ocurre que los tramos que discurren cerca de núcleos urbanos se ven seriamente perjudicados por la mano del hombre y presentan un alto número de residuos.
No obstante, el máximo dirigente de Guelaya recalcó que hay zonas en Marruecos donde el río se ha convertido en un auténtico vertedero. Por eso, cuando hay lluvias de gran intensidad, la basura acaba llegando y acumulándose en Melilla.
Por este motivo, Villalón apostó por no introducir elementos artificiales en el río, ya que el hormigón dificulta el tránsito del agua hasta la desembocadura, mientras que el suelo natural la absorbe.
Además, señaló que sería necesario eliminar, en la medida de los posible, las especies vegetales “invasoras” que hay en los cauces, ya que al crecer el río son arrancadas y forman auténticos tapones que impiden el paso del agua.
Responsabilidad de todos
Además, apeló a la concienciación ciudadana para que el río no continúe deteriorándose. “Es un asunto que nos concierne a todos. Corresponde a los melillenses tener un río saludable”, apostilló.
Para finalizar, puso de relieve que el hecho de mantener el río de Oro limpio y libre de desperdicios también evitaría posibles desbordamientos, como los ocurridos en 2008 a causa de las lluvias torrenciales.
“La pendiente de Melilla es muy pronunciada, y se el agua baja con demasiado intensidad, el río necesitaría estar lo más despejado posible para que pudiera evacuar todo su cauda sin problemas”, explicó.
Por tanto, mayor dureza a la hora de imponer sanciones, concienciación ciudadana y una limpieza constante del caudal son tres claves que dio en la jornada de ayer Guelaya para que Melilla tenga un río a la altura de las circunstancias.
Un grupo de 620 melillenses forman parte de un grupo de Facebook llamado ‘Salvemos el Río de Oro’. La iniciativa comenzó unos meses atrás como plataforma de protesta contra el proyecto de cubrimiento de la desembocadura que planteaba el Gobierno local, pero a día de hoy se ha convertido en un auténtico foro informativo donde los participantes proponen activamente medidas para la conservación del Río de Oro.
El grupo cuenta actualmente con un fondo de imágenes muy nutrido gracias a la pericia de melillenses de a pie que, cámara en mano, han decidido retratar la rica flora y fauna del río para compartirla con el resto.
Además, se organizan diversos proyectos, como el de observar el comportamiento de los cauces en época de lluvias para un posterior análisis.
En este sentido, se pueden encontrar fotografías de cómo discurre el agua por distintos tramos del río dependiendo de la intensidad de las últimas lluvias que se han producido.