{jaimage crop="TC" /}El escritor Jaime Alonso Véliz comenta en El Faro las principales características de su nueva novela, ‘El sueño de los cirros’, una obra en la que narra cómo eran los niños y los juegos de infancia del siglo pasado.
‘El sueño de los cirros’ es la nueva publicación del escritor Jaime Alonso Véliz. Fue presentada el pasado mes de octubre en la UNED y se puede adquirir en las librerías de la ciudad. “Me apasionan los colores de Melilla, tiene una luz que no hay en ningún otro lugar del mundo”, aseguró Alonso Véliz cuando se le pregunta qué elementos le inspiran a la hora de escribir. Así, Marruecos y Melilla, la ciudad en la que lleva 30 años y donde ha desarrollado su profesión de maestro, son sus temas de cabecera. Se jubiló hace muy poco y aseguró a este periódico que aún tiene muchos más proyectos que desea publicar.
–¿Siempre le ha gustado escribir?
–Sí, siempre me ha gustado escribir, pero soy un escritor tardío en publicar. Se me ocurrió hacerlo en el año 2003, cuando salió el primer poemario y mi primera novela fue impresa en 2004. Escribía de joven, pero lo tenía todo en papeles y cuando empecé a utilizar el ordenador pensé que se podría publicar. Así, lo mandé al mi primer editor en Granada el poemario y a partir de ahí publiqué más textos.
–¿Es un poeta que escribe novela o juega con los dos géneros?
–Soy más escritor que hace poesía. Para ser poeta tiene que decir la gente que lea mi poesía. Sé que hay algunos libros que han gustado mucho e incluso uno de ellos quedó finalista en el Premio Internacional de Poesía de Melilla en 2006. En este caso, estoy orgulloso y feliz pues concurrí con ese poema al premio y también de que asignaran como ganadora a Gioconda Belli.
Conozco a mucha gente que son narradores y poetas. Muchas veces me encuentro mejor haciendo poesía que narrando. Aunque este libro no me ha costado mucho porque ha sido recordar vivencias y traerlas al papel. Es un poco fantasiosa porque la novela tiene ese tipo de narrativa. Me encuentro a gusto en la poesía y en este libro con la narrativa, como me ocurrió con otra de mis publicaciones, ‘Negev’. Fue una novela que narra la historia del niño Jesús cuando sale de Belén con su madre y su padre y un personaje, Nanón, el mismo que está en este libro y que les ayuda a salir del peligro y que vive con ellos muchos periplos hasta llegar a Egipto.
–¿Qué le permite la poesía y la narrativa? ?Por qué en ‘El sueño de los cirros’ optó por la narrativa?
–La narrativa me permite tener una imaginación más grande, sin embargo, la poesía me requiere de una terminología, vocabulario o un léxico más depurado, porque decir ciertos sentimientos que vas a plasmar en un poemario en esa frase o estrofa requiere de un ingenio mayor que lo que necesitas para la narrativa.
–¿Cómo nace esta nueva novela?
–Los cirros son esas nubes blancas y ligeras en la atmósfera que simulan copos de algodón gigantes. Se me vino un día viéndolos y pensé que esos eran los borreguitos que jugábamos imaginar cuando éramos los niños. Esas fantasías de la infancia son las que han venido a mi mente en este otoño (refiriéndose a su edad). Ha sido jugar con esas terminologías y con esos recuerdos y sueños. No había mucho escrito pues comencé en 2008 y he ido haciendo algunas cosas hasta que pensé que tenía que salir publicado
– ¿’El sueño de los cirros’ es un libro en el que narra sus experiencias?
–Tiene mucho de autobiografía. Quien me conoce puede saberlo. Son mis vivencias, mis experiencias, mi vida de entonces, mis sueños, mis nostalgias y mis cosas las que están aquí. Tiene ese matiz de autobiografía.
-¿Qué esperaba de la publicación?
-A mi edad no espero nada. Si me hubiera cogido a los 30, quizás hubiera esperado fama y gloria y que el libro se venda bien. Ahora, es sacar el libro que me gusta y porque sé que algunas personas lo van a leer y se van a sentir identificados con esos relatos. Pero de verdad, no espero ni fama ni dinero, porque esto no me lo va a dar. No espero gloria, sino que les guste a quienes lo leen y que se sientan identificados. Me conformo con un: “Jaime, me ha gustado tu libro”.
–Con su experiencia como profesor, ¿podría servir este libro para animara a los jóvenes a la lectura?
–Me gustaría que este libro lo leyera la juventud. Son cuatro niños que tienen edades entre los cuatro y los nueve años, pero quisiera que leyeran esta novela los jóvenes de 16 y 17 años porque les va a parecer que es mentira todo lo que sucede. Sin embargo, era la realidad de la forma de vida que teníamos entonces. Los valores que teníamos los chicos de aquella época que ahora, evidentemente, se han perdido. Creo que tiene un cierto matiz didáctico y de aprendizaje que los niños vean qué sucedía, cómo íbamos a la escuela, qué tipo de colegio teníamos, cómo eran nuestros juegos, cuáles nuestras ilusiones, de cómo vivíamos y de cómo jugábamos, qué se hacía en los días de diario y los domingos. Ahora lo lees y dices: ¡Qué tonterías! ¡Cómo iban a vivir esta gente así! Me gustaría que lo leyeran algunos chicos para que se preguntaran por qué no hacen esas mismas actividades o se pregunten cómo han perdido esos valores, como la educación, el respeto, el compañerismo o el jugar en una calle con tranquilidad. Ahora, ¿qué niño se puede permitir eso? ¿Qué niño hace a mano un juego? Ninguno, porque lo tienen todo hecho.
– ¿Cuál es la trama de la novela? ¿Aparece Melilla en este libro?
–En este libro no. Se trata de la historia de un niño en el siglo pasado y se cuenta en un pueblecito castellano de Valladolid. Un lugar pequeño que tiene un castillo y cuatro casas como el dibujo de la portada del libro. Además, cuenta con un famoso cuartel en el que vive el protagonista. Es la vida de este niño en esta zona. No tiene que ver con Melilla, pero supongo que los niños de Melilla de aquella época se divertían y jugaban de la misma manera, tenían las mismas ilusiones y valores. No creo que cambiara de una región a otra.
–Así que gustará a los adultos.
-Sí. Todos los mayores van a tener más nostalgia que los jóvenes, pero a ellos también le puede apasionar porque puede descubrir cosas que ya no existen.
-¿Cuáles serán sus siguientes proyectos?
-Sacar a la luz cuatro obras. Uno de los proyectos será un libro de viajes sobre Marruecos. Otra obra que no sé si darle el formato de obra de teatro pequeña o una novela es un monólogo de un muerto que está viendo cómo le adulan las personas que van a su sepelio. Es también de la época en la que se narra ‘El sueño de los cirros’, y transcurre en el mismo pueblo. Y eso es algo de lo que no era consciente, pero ahora haciendo una comparación de elementos veo las coincidencias. No tenía esa intención, pero serán los hados.