El jugador del Melilla Baloncesto cumple su quinta temporada en la Adecco Oro, en la que promedia 7,2 rebotes. Su número máximo de capturas se eleva hasta los 18 de la pasada campaña liguera.
Kiril Wachsmann llegó a la competición de la mano del UB La Palma en la temporada 2006/07 en la que promedió más de siete rechaces por encuentro. Su mejor media reboteadora la consiguió la temporada pasada en las filas de Fundación Adepal Alcazar con 9,2 rebotes. Su número máximo de capturas se eleva hasta los 18 rebotes de la pasada campaña ante Aguas Sousas Ourense.
–¿Cómo te sientes al alcanzar los 1000 rebotes en la Adecco Oro?
–Es un gran cosa para mí. Nunca lo había podido imaginar pero ahora que lo he conseguido espero poder conseguir otros 1000 rebotes más.
–¿Hay algún secreto para capturar tantos rebotes?
–No hay secretos en el rebote, es solo el trabajo y las ganas de luchar al máximo e intentar coger cada rebote. Siempre hay que ir al rebote, quizás puede que los consigas o puede que no, pero si vas cada vez tienes más probabilidades de conseguirlo.
–¿Siempre ha sido un gran reboteador?
–No me considero un gran reboteador, simplemente creo que es algo que he hecho más o menos bien a lo largo de mi carrera.
–Normalmente los jugadores suelen comenzar desde muy pequeños a jugar a baloncesto. Usted empezó mucho más, ¿cómo fue?
–En el colegio cuando era la hora del almuerzo yo siempre jugaba con mis amigos al futbol americano pero un día nos quitaron el balón y ese día comenzamos a jugar a baloncesto, me gustó mucho y me apunté al equipo del colegio y ya desde entonces no he parado de jugar a baloncesto.
–Usted se ha forjado jugando en los playgrounds de Nueva York, con gente físicamente mucho más fuerte, ¿le ha ayudado esto en su carrera?
–El jugar en el barrio con gente muy diferente creo que me ha ayudado en mi carrera. Te hace jugar más duro, más fuerte porque la competencia es máxima y si veían que no podías no jugabas. Por eso creo que es una cosa de las mejores cosas que hice porque ha sido muy positivo para mi.
–¿Algún ídolo en el mundo de la canasta?
–No he tenido nunca ningún ídolo en el mundo del baloncesto. Si es verdad que me he fijado en muchos jugadores de los que me gustaban ciertas cualidades pero fijarme en un jugador en particular nunca me ha pasado.
–Cuando terminó el instituto recibió importantes ofertas de universidades tan prestigiosas como Duke o LSU pero finalmente se decantó por IONA, ¿por qué?
–Yo no tenia pensado ir a la universidad solo por el equipo de baloncesto. Sabía que quería seguir jugando a baloncesto pero siempre he sido consciente de que cualquier cosa podía pasar, así que me fije mucho en el programa de estudios que tenia a la hora de elegir la universidad de IONA.
–¿Cuál es su mejor recuerdo allí?
–Lo mejor de los cuatro años de universidad fue conseguir meternos en el torneo final de la NCAA. Esto era algo que había buscado desde que entre en el equipo y justo ocurrió en mi ultimo año de universidad, junto con otros cuatro compañeros que también iban a graduarse ese año, por lo que se ha convertido en algo muy especial para mi. Nunca lo voy a olvidar.
–Tras cuatro grandes años en IONA, le toca dar el salto al baloncesto profesional, ¿por qué España y la Adecco Oro?
–El entender y hablar español es una de las principales razones por las que decidí comenzar mi carrera profesional en España, ya que sabia que me sentiría mucho mas cómodo y podría comunicarme mucho mejor con mis nuevos compañeros. Además sabía que en la Adecco Oro había un gran nivel y al final de decidí por La Palma.
–¿Cómo fueron sus primeros años en la liga?
–Mis primeros años son muy especiales y muy importantes. UB La Palma es el primer equipo que me dio la oportunidad y siempre va a ser un club muy especial para mi. En Tenerife también viví una gran experiencia porque en dos años que estuve allí luchamos por subir a la ACB. Esto es algo que me gustaría volver a repetir, el poder luchar por un ascenso y ojalá pueda ser aquí en Melilla.
–Tras disputar la Final A4 con Tenerife sorprende a todos fichando por Fundación Adepal Alcázar, algo que sorprendió a todos, ¿a que se debió recalar en la Adecco Plata?
–En La Palma estuve bien, después en Tenerife estuve bien a nivel de equipo pero no a nivel personal y por eso creí que Alcázar era una buena opción para volver a recuperar sensaciones, a jugar como a mi me gusta y conseguir estar a un gran nivel de nuevo.
–¿Por tanto para usted prevalece el proyecto deportivo al dinero, no?
–Para mi hay cosas más importante que el dinero y a veces es mejor buscar una situación en la que te sientes agusto o donde puedes competir por cosas grandes que estar en un equipo donde vas a ganar más dinero pero donde no estas contento.
–¿Cómo es Kiril fuera de las canchas de baloncesto?
–Fuera del baloncesto soy un persona tranquila a la que le gusta estar en casa, ver películas, viajar y estar con los amigos.
–Este verano tuvo la oportunidad de jugar con la selección uruguaya pero antepuso su compromiso con el Melilla Baloncesto, ¿le gustaría volver a tener la oportunidad de ser convocado por Uruguay?
–Era una gran oportunidad para mí este verano porque podía competir con jugadores y equipos de gran nivel. Además también me hace ilusión conocer Uruguay, la tierra de mi padre, y donde tengo mucha familia. Espero volver a tener esa oportunidad.
–¿Qué tal en Melilla?
–Aquí en Melilla me encuentro muy bien. El equipo es uno de los mejores en los que he estado, no solo a nivel deportivo sino a nivel humano.
–Para finalizar, ¿es el vestuario la clave de este Melilla Baloncesto?
–El vestuario es como una pequeña familia. Puedes tener mucho talento y competir bien pero cuando te sientes bien con los compañeros te hace luchar más y estar mas cómodo en la cancha.