La crisis no hace mella y la tumba del llamado ‘Soldado de los Milagros’ continúa siendo la más visitada y la que más flores acapara. Los prodigios no cesan.
La devoción al llamado ‘Soldado de los Milagros’ o Benito López Franco sigue patente en Melilla. En el Día de Todos los Santos, el sepulcro del malogrado militar continúa siendo la más visitada y la que recibe todos los ramos y coronas de flores que sus devotos le dejan sin importar la crisis. Esta veneración tampoco entiende de religiones pues musulmanes y hebreos acuden a la tumba de López Franco a depositar un ramo de flores.
Si los melillenses más devotos nunca faltan a su cita cada 1 de noviembre, tampoco lo hacen los familiares de Benito López Franco. Su hermano menor, José, visita cada año Melilla y tiene la oportunidad de comprobar ‘in situ’ los “milagros” que su hermano hace a los melillenses.
La mayoría de las peticiones al ‘Soldado de los Milagros’ versan sobre la sanación de algún familiar enfermo y no es extraño que los devotos, de cumplirse su solicitud, acudan nuevamente al sepulcro de Benito López Franco para agradecer el “milagro”. Es el caso del melillense Rafael Meis, quien el año pasado le hizo el busto que hoy luce en la tumba del soldado. Se trata de una escultura que ha sido alabada por muchos de los melillenses, teniendo en cuenta que Mies no es un escultor profesional.
Este busto es un gesto de agradecimiento por el “milagro” que Benito López Franco le concedió y, por ello, “le hice la promesa de hacer una escultura”, que está inspirada en las fotografías que se encuentran en el sepulcro.
Pero estos prodigios también se extienden al otro lado del Mediterráneo, en la península. Es el caso de una amiga de la familia, Juani, quien el año pasado visitó por primera vez Melilla y le pidió al ‘Soldado de los Milagros’ que su nieta, de trece años y enferma de anorexia, se recuperara. Tal fue la intensidad de la petición de Juani, que antes de su vuelta a Zaragoza su nieta ya había ingresado en el hospital y hoy día ya tiene 18 años y goza de buena salud.
Su compañera de viaje, Elisa, también estuvo presente ayer en el cementerio municipal melillense para agradecer a Benito López Franco la recuperación de su nieto, que nació a los seis meses de gestación y hoy cuenta ya con nueve meses y es “la alegría de la familia”.
Así pues, el Día de Todos los Santos es una jornada para el recuerdo de los que ya no están y de agradecimiento, más concretamente, para este ‘Soldado de los Milagros’ que falleció cuando tenía 22 años y que sigue “haciendo el bien”, como afirma su hermano José.