El tiempo dio ayer una tregua a los excursionistas.
El crucero ‘Balmoral’ entró en el puerto de Melilla bajo una intensa lluvia que fue de más a menos. Cerca de medio millar de turistas bajó del barco con los ojos puestos en el cielo. Venían de Málaga, donde les había llovido, y llegaban al norte de África buscando un sol que no se veía por ninguna parte.
Sobre las doce del mediodía, cuando muchos daban por perdida la escala en la ciudad, el cielo empezó a despejarse. A esa hora sobraban los chubasqueros y las rebecas. Muchos habían decidido volver al barco, pero al llegar al muelle 3 se dieron la vuelta y regresaron al centro para disfrutar de cervecitas y tapas en la Plaza de las Culturas y Menéndez Pelayo.
El viceconsejero de Turismo, Javier Mateo, destacó ayer por la tarde a El Faro su satisfacción con la visita de un crucero al que el tiempo dio una tregua. Asimismo comentó que le había agradado dar un paseo por las terrazas de la ciudad y verlas llenas de turistas.
La compañía Fred Olsen Cruise Lines se ha ido contenta de Melilla. De la visita de ayer, depende que ésta decida incluir la escala en la ciudad en su itinerario habitual. A Melilla, señaló Mateo, le interesa atraer los cruceros que visitan Cartagena y hacen la ruta del Mediterráneo, que se empieza a retomar tras un parón por sucesos violentos en Argelia.
Ayer no hubo incidentes. La ciudad encandiló a los turistas británicos. “Melilla is beatiful”, señalaron a El Faro.