Responsable también de las áreas de Empleo, Turismo y Comercio, habla en esta entrevista de su macroconsejería y de los retos económicos de la Melilla actual, para los que insiste en el necesario apoyo del Gobierno central.
Llamado durante muchos años el ‘delfín’ de Juan José Imbroda, Daniel Conesa es, hoy por hoy, el peso fuerte o principal del nuevo Ejecutivo local. Preside la Consejería más amplia e influyente de cuantas conforman el nuevo Gobierno de la Ciudad, y lo hace con la experiencia que le viene dada de su etapa como consejero de Economía desde hace ocho años. En el presente mandato, abarca también las áreas de Hacienda y Contratación, de modo que agrupa bajo su mando a tres viceconsejeros, que otrora funcionaban en dos de los casos con categoría de consejeros. Para Conesa, se trata de una reestructuración al servicio de la mayor coordinación y rentabilidad de personal y recursos. De todo ello, hablamos en una amplia entrevista que inevitablemente aborda también las perspectivas económicas de Melilla.
-¿Qué ganamos con la nueva estructura de la Consejería de Economía?
-Pues una organización que pretendemos sea más eficaz y que busca prestar un mejor servicio a los ciudadanos desde una visión más global en todo lo que se refiere a la economía y hacienda de la ciudad. porque es evidente que la economía tiene que ver mucho con la hacienda y esta a su vez con la economía. Son conceptos muy interrelacionados que no quiere decir que no puedan funcionar por separado, pero la tendencia en la mayor parte de las comunidades autónomas y el propio gobierno del Estado es a unificar economía y hacienda. El presidente ha optado por la estructura que mejor puede administrar los recursos, lo que supondrá también una unificación de distintas dependencias en el antiguo edificio de Cruz Roja. Todo esto va a conllevar una comodidad también para los ciudadanos.
-Las primeras críticas que ha recibido esta reestructuración ha sido, desde el PSOE, que se suprimía el área de Empleo. Sin embargo, una de los principales compromisos electorales del PP en la pasada campaña ha sido el de orientar todas las políticas a la lucha contra el desempleo. ¿Qué tiene que decir al respecto?
-No es verdad que se suprima el área de Empleo. No es cierto y así se lo dije al diputado por el PSOE en la Asamblea, Dionisio Muñoz. Lo que ocurre es que en el nombre de la Consejería no se incluyen todas las competencias, que también abarcan muchas en materia de comercio, turismo, contratación, etc… La Viceconsejería de Empleo se suprimió en el año 2006 y desde entonces no ha habido más titular específico de empleo que yo mismo y en ello voy a seguir. Lógicamente los distintos viceconsejeros de esta macroconsejería van a ostentar sus funciones por delegación mía y yo voy a mantener directamente las mismas competencias que ya tenía como titular de Economía, Empleo y Turismo, más alguna que pueda conservar. Por tanto, no va a variar en nada, salvo que todo va a estar más coordinado, con una planificación de recursos y personal que va a hacer el coste de la gestión más barato también.
-Su área cuenta con tres Viceconsejerías. Hay quien piensa que son demasiadas, ¿qué dice al respecto?
-Tampoco puedo estar yo en todos lados y este es un área que debe asistir a numerosos consejos sectoriales, que abarca un campo muy amplio. La figura del viceconsejero tan denostada últimamente es muy necesaria. Hay mucha representación institucional que se llevaría mucho tiempo si fuera el consejero quien únicamente pudiera asistir a todos esos foros. Además, en mi caso también ejerzo como portavoz del Gobierno.
-¿Qué puede hacer la Ciudad Autónoma por el empleo que no ha hecho hasta ahora?
-En materia de empleo no hay soluciones mágicas. El desempleo se combate con medidas que reactiven la economía, mediante la creación de empresas y la inversión pública y privada, sobre todo privada porque potencialmente son las empresas privadas las que pueden crear más empleo. Es evidente que mientras se reactiva la economía hay que seguir manteniendo políticas activas de empleo desde el sector público, en talleres de empleo, en casas de oficio, escuelas-taller, planes de empleo…No podemos renunciar en Melilla a las políticas activas de empleo sino al contrario, porque van a permitir que mucha gente adquiera formación y experiencia laboral, y porque además son una vía para que muchas familias ingresen una serie de recursos que de otro modo no tendrían. Por lo tanto, la labor social que se hace es importantísima y hay que seguir haciéndola mientras las condiciones van mejorando. En el caso de Melilla hay además una serie de medidas que van a seguir en la línea de inversión y creación de empleo, mediante una reforma normativa en materia fiscal que está en poder del Gobierno central desde hace varios meses, sobre la que se ha hecho muy poco pero que es un bloque de actuaciones que tienen mucha importancia porque favorecerán la implantación de empresas y creación de puestos de trabajo.
-¿Hábleme de esas medidas?
-Se trata de medidas dirigidas a activar la economía de la ciudad y a diversificar el modelo económico, sin dejar de lado nuestro actual modelo de ciudad comercial, aunque para ello necesitamos una frontera más fluida. El desarme arancelario de Marruecos prácticamente ya ha terminado y Melilla sigue siendo una ciudad comercial de cara al vecino reino y también una ciudad de servicios. Sin embargo, a la vez también hay que promover la diversificación del modelo económico, mediante todos aquellos sectores en los que sea posible generar puestos de trabajo. Un ejemplo muy válido que algunos han querido echar por tierra es la ampliación del puerto. Si somos capaces de captar una pequeña parte de ese tráfico de contenedores que pasa y seguirá pasando cada vez en mayor medida por el Estrecho, estaremos dando un paso muy importante en la mejora de la economía de la ciudad y en la creación de empleo.
-En el PSOE se ríen cuando ustedes dicen que ese proyecto de ampliación del puerto comercial podría crear 5.000 puestos de trabajo. ¿Usted está convencido de ello?
-Yo siempre digo que aunque la consultora que hizo el estudio de la viabilidad del proyecto hubiera podido equivocarse y finalmente sólo fueran 2.500 los puestos que se crearan, lo firmaría sin dudarlo, porque estamos hablando de una actividad portuaria que hoy no tenemos y que puede ser un pilar importantísimo en el que hay que trabajar. Igualmente debemos trabajar en el provecho que podamos sacar a nuestras especiales condiciones económico fiscales, no sólo a las actuales sino a las que pretendemos para un futuro mediante ese paquete de medidas del que hablaba antes. Unas ventajas que pueden hacer muy atractiva la implantación en la ciudad de empresas relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación, sobre todo a partir del potencial que va a suponer el segundo cable de fibra óptica que ya está empezando a ser una realidad gracias al compromiso del anterior y actual Gobierno de Juan José Imbroda. En suma, no hablamos de un solo sector, sino de ir incidiendo en todos aquellos que permitan crear y mantener puestos de trabajo.
-¿Y el turismo, que también está en el paraguas de su macroconsejería, sigue siendo una opción para Melilla?
-Dentro de nuestras posibilidades debemos seguir intentando desarrollar el sector turístico, aunque no vaya a ser un sector muy importante, porque como digo se trata de diversificar el modelo económico. En materia de transportes, sin que el Gobierno nacional se haya implicado como tenía que hacerlo, parece que albergamos una pequeña luz, porque el sector privado sí que se está implicando. Insisto en que tenemos que abarcar todos aquellos sectores que nuestras características geográficas de espacio y nuestro especial sistema económico y fiscal presente y futuro nos permitan.
-La Ciudad ya apostó en mayor medida por la formación de desempleados en la anterior legislatura. ¿Va a seguir en la misma línea en este nuevo mandato electoral?
-Sí, porque es fundamental para mejorar las posibilidades de empleabilidad sobre todo de los jóvenes. Hay que combatir el déficit que existe en el modelo educativo melillense, sobre todo el altísimo fracaso escolar que tiene que ver muchas veces con las condiciones sociológicas de determinada parte de la población de Melilla, que influye negativamente en los jóvenes de cultura bereber que por determinados condicionantes históricos, atrasos pasados o por cuestiones culturales son fundamentalmente los que más fracasan. Entonces hay que incidir mucho en la educación, porque es crucial para nuestro futuro en general pero para nuestro futuro económico también. Las cartas están muy repartidas y si a alguien se le ocurre otra cosa que lo diga. Lo malo es que no escucho nada más que peros, críticas y pegas a los proyectos de los que hablamos sin que, frente a ello, se expongan alternativas. Y me pregunto, ¿qué decía el Sr. Muñoz en la pasada campaña electoral? ¿Qué nos proponía? ¿El mercadillo ambulante? ¿Este es el modelo económico? Me parece muy bien que haya un mercadillo ambulante y que se mejore, pero hay que ser serios y proponer alternativas viables, convincentes, con perspectivas de futuro.
-¿Cuál es el papel de la sociedad Proyecto Melilla en toda esta nueva estructura del área económica?
-Pues juega un papel muy importante y debe seguir jugándolo. El principal es el de la promoción de las condiciones económico-fiscales de Melilla que es un trabajo muy complicado, que no siempre fructifica pero en el que hay que seguir insistiendo. El proyecto del call-center al final se frustró, pero hay que continuar porque todos esperamos que la crisis económica actual se supere y creemos que habrá condiciones aún mejores que las actuales para que ese tipo de iniciativas encuentren que su radicación en Melilla es idónea y rentable. Promesa es un pivote importantísimo de esta Consejería que, en estrecha colaboración, debe seguir en su línea de promoción de las ventajas fiscales y empresariales de Melilla, y si es preciso habrá que adoptar las reformas necesarias en su funcionamiento para que cumpla mejor sus objetivos. Cuando se creó parecía que sus objetivos no estaban muy claros y durante muchos años no fue más que un órgano administrativo centrado en gestionar ayudas para las empresas. Esto era muy poco y ya en 2003, con la llegada del primer gobierno de Juan José Imbroda con mayoría absoluta y la llegada de José María López Bueno al frente de Promesa, se le intentó imprimir un nuevo papel o perspectiva, manteniendo su trabajo original pero dándole un matiz de agencia de promoción económica, como finalmente ha sucedido.
-¿Los fondos europeos van a seguir defendiéndose y gestionándose como hasta ahora?
-En principio siguen en el área de Presidencia, que es la que lleva también las aspiraciones de Melilla dentro de la Unión Europea, aunque no necesariamente a través de una Dirección General. Todo es perfeccionable, pero inicialmente será un departamento el que se encargue de ello, con una persona muy preparada como es Jesús García Ayala al frente del mismo. El principal objetivo que nos hemos marcado es seguir recibiendo fondos de cara al nuevo reparto de ayudas para el septenio 2014-2020. Por eso es tan fundamental también lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones generales, porque la UE ya está trabajando en ello y en esto el papel del Gobierno central es crucial
-¿En concreto, qué se espera del previsible cambio en el Gobierno nacional?
-Es necesario que de una vez se asuma que Melilla requiere de una especial atención por parte del Gobierno central, porque el tiempo se acaba. Y esto va muy relacionado con nuestro status dentro de la UE, en el que se entrecruzan debates muy distintos, como por ejemplo si nos conviene entrar o no en la Unión Aduanera –cuestión muy distinta a la de la continuidad en la percepción de las ayudas europeas- pero que igualmente habrá que resolver en los próximos dos o tres años, no más.
-¿Cree que en esta nueva legislatura mejorarán las relaciones gobierno-oposición?
-Pues yo así lo deseo y lo espero. De momento estamos en una situación de tanteo. Los primeros que estamos en desacuerdo con lo que pasó a lo largo de la legislatura anterior, incluso en la parte de responsabilidad que nos pueda corresponder, somos nosotros, que lo sufrimos en nuestras propias carnes. Los primeros sufridores de todas esas injurias y calumnias de la entonces oposición hemos sido nosotros. La razón de todo eso fue que esos partidos, CpM y PSOE, no aceptaron en ningún momento la victoria del Partido Popular. En esta legislatura también hemos empezado con una impugnación electoral por parte de CpM, pero parece que una vez resuelta han optado por otro camino más constructivo. Espero que de verdad sea así, pero vamos ya lo veremos sobre todo a partir del mes de septiembre. La vida parlamentaria no está reñida con la confrontación dialéctica, porque eso es lo democrático. Lo que no puede ser es el insulto permanente en el que sigue incurriendo el grupito del PPL, que hoy por hoy es lo más detestable de toda la oposición. Como en la pasada campaña, ese grupito no para de insultar sobre todo en las redes sociales. De todas formas, no me preocupa porque es un partido llamado a desaparecer, como todo proyecto personalista que además se basa en una persona como Ignacio Velázquez que posiblemente abandone la ciudad en los próximos meses. De todas formas, el insulto, la calumnia, la injuria y los ataques a familiares de los políticos no son el camino. Nosotros no queremos entrar en eso pero también tenemos que defendernos. Me quedo en todo caso con lo positivo y espero que ese tono distinto que denoto en algunos grupos se mantenga.
-La reforma del Reglamento de la Asamblea ya está dando mucha batalla ¿Lo están cambiando, como les dicen, para hacerlo a la medida del Gobierno?
-Esto es totalmente falso, tan falso como que recorte derechos a la oposición. El borrador propuesto lo que hace es ordenar procedimientos que estaban muy desordenados. Mejora el anterior reglamento, que venía del año 95, de la época de Ignacio Velázquez, y que estaba lleno de lagunas e imprecisiones. Estamos abiertos a debatir, a tener en cuenta sugerencias, pero no a admitir que se van a recortar derechos a los diputados, que es restrictivo o revanchista, porque esto es una lectura política parcial e interesada de los que en realidad quieren ocultar los intereses personales y partidistas por los que se están oponiendo.