Francisco Roldán, decano de la tripulación del Sirius, orgulloso del Trofeo V Centenario. Enrique Flethes, como el resto de la tripulación del ‘Sirius V’, ha hecho uso de su mes de vacaciones para adentrase en un mundo muy próximo pero en el que no son profesionales. El grupo de tripulantes del barco de la Armada española ha vivido con intensidad y en su ambiente una Regata que les ha enamorado. Así lo reconoce el patrón del barco y comandante de la Armada española, que hace dos años recogía por primera vez un trofeo que por fin ha logrado llevarse a casa al ganar nuestra Regata en dos ocasiones más, tal cual ha sucedido en esta última edición y en la anterior del pasado 2010.
Su barco, el ‘Sirius V’, ganó en la principal categoría. Ha sido ‘el tuerto en el país de los ciegos’, porque, aún tratándose de muy buena embarcación, tiene ya de diez años, lo que lo convierte en una embarcación vieja para la alta competición.
Ayer, sin embargo, Flethes no pudo estar en la entrega de premios. En su nombre habló Francisco Roldán, el más decano de la tripulación, para quien el Trofeo Vº Centenario es un reconocimiento “al esfuerzo del equipo por mantener la categoría y el nivel”. A una labor continuada, en suma, que ha exigido de entrenamiento y de alguna adaptación del barco porque, recordaba, “todos somos voluntarios y regateamos en nuestro tiempo libre”.
Aquí son, sin embargo, los reyes de la Regata, pero también unos embajadores de la Marina. “Para nosotros –dice Francisco Roldán- es muy importante participar en esta Semana Náutica, por lo que Melilla representa para la Marina. La Marina tiene mucho cariño a Melilla y es un orgullo para nosotros haber ganado este trofeo”.
Tras ellos, siempre viene quedando en segundo lugar el 'Batiste' de Miguel Cabrerizo, con el que anoche mismo ya comenzaron las bromas y los retos para el año venidero. “Nos hemos reído mucho porque hay muy buena camaradería y muy buen ambiente. El reto ya está fijado para el año venidero”.
Por lo demás, para Francisco Roldán, “no hay nada que cambiar en esta Regata. La Ciudad se vuelca y lo único a variar, si fuera posible, es el viento, pero eso al final no depende de nadie”.
Afortunadamente, se pudo celebrar la primera manga, “muy rápida e interesante”, según Roldán, “porque el viento que hubo se aprovechó muy bien. El único problema es que había muchísimos barcos, pero todo se corrigió cuando nos dividimos en dos grupos”.