La historia ha legado diversas obras entre las que destacan con nombre propio ‘Imán’ de Ramón J. Sender así como otras dos, ‘El Blocao’ de José Fernández Díaz y ‘La forja de un rebelde’, de Arturo Barea.
La guerra de Marruuecos, entre 1920 y 1927, fecha en la que queda pacificado oficialmente el protectorado español en este país, fue uno de los acontecimientos más importantes de los sucedidos en España y no sólo por el dramatismo de los hechos, con notables derrotas y victorias militares, sino también por las repercusiones que tuvo en la política interna española así como las convulsiones sociales que generó a uno y otro lado del estrecho.
Notarios de estos sucesos fueron los medios de comunicación de la época así como los propios militares, pues vivieron en primera persona todas las acciones bélicas que se llevaron a cabo. Pero junto a todos ellos nos queda una tercera aproximación al conflicto, en este caso a cargo de algunos de sus protagonistas, soldados la mayoría de ellos, pues dejaron un legado historiográfico a través de la creación literaria.
En este sentido, aún siendo varias las novelas en las que se trata esta cuestión, tres de ellas merecen un apartado especial debido a la calidad de los relatos. Así, contamos con ‘Imán’, de Ramón J. Sender, ‘El Blocao’, de José Díaz Fernández y por último, ‘La forja de un rebelde’, de Arturo Barea. Con grados de intensidad diferentes, los tres autores comparten algunas características, entre ellas haber vivido el conflicto de cerca, en primer lugar, y en segundo lugar, haberse mostrado muy críticos con el Gobierno de aquellos años.
Sin duda Sender merece un reconocimiento importante, no sólo por haber escrito una de las mejores novelas bélicas de la literatura española, publicada en 1930. En ella no sólo disecciona de forma minuciosa la situación y características del Ejértico español de la época sino que convierte su escrito en un alegato antibelicista por encima de otras cuestiones. Sus acendradas críticas hacia el alto mando y muchas de las decisiones que tomaron, entre otros en el desastre de Annual, le valieron algunas reprimendas e incluso el despido del periódico en el que trabajaba.
Y es que Imán es una novela descarnada y dura, donde la fuerza de los personajes descansa en su propia historia personal durante la guerra. Sender llegó a utilizar la iniciales del general Dámaso Berenguer, alto comisario en Marruecos durante el desastre de Annual, en la novela. Sin duda toda una declaración de intenciones.
Menos crítico que Sender fue Arturo Barea. También combatió en la guerra de Marruecos y nos ha legado un retrato interesante de la vida cuartelera en aquella época, con alguno de los combates en los que participó. Sus descripciones de Marruecos, Yebala en particular así como las ciudades de Ceuta, Tetuán y Xauen son notables, como también lo es la del Tercio, en particular algunas de sus figuras más representativas como Millán Astray, fundador del cuerpo.
La forja de un rebelde es una trilogía en la que Barea disecciona la sociedad española de principios de siglo hasta la guerra civil. En sus escritos, marcadamente autobiográficos, describen su propia situación personal, no muy distinta a la de cientos de españoles y deja entrever su ideología política. Elconflicto de clases está muy presente en sus análisis a lo largo de la novela. Barea murió en el exilio después de haber participado en la guerra civil, en 1957.
El tercero de los libros, El Blocao, de José Fernández Díaz, también es una novela autobiográfica en la que el autor pretende meter al lector de lleno en el ambiente militar de una guerra, la de Marruecos, a la que no encuentra ningún sentido. Fernández realiza un alegato contra la guerra y a la vez una defensa de todos aquellos jóvenes españoles que fueron llamados a filas en aquellos años. La forma en la que la guerra puede llegar a embrutecer a los hombres es una constante en sus paginas. Fernández Días no convirtió la situación política de España en protagonista aunque ella no queda al margen del todo en sus escritos. Y es que en el fondo, la indiferencia hacia aquella guerra acabó marcando las vidas de muchos españoles. Como el mismo Fernández Díaz dijo, “de mis tiempos de Marruecos, durante las difíciles campañas del 21, no logro destacar ningún episodio heroico”.