Aunque no da detalles, señala que los paúles no se marchan de Melilla y que seguirán al frente de la parroquia de Santa María Micaela colaborando con la misión pastoral. Los padres paúles, ligados a Melilla desde el año 1938, no abandonarán la ciudad como se ha venido barajando en los mentideros públicos. Lo que sí harán, en septiembre próximo, será abandonar la parroquia señera de la orden en Melilla y a la que han estado ligados desde que se radicaran en nuestra tierra. De tal modo, esta previsto que el próximo mes de septiembre dejen la Iglesia de San Agustín, sita en el Barrio de ‘El Real’, donde no obstante continuarán manteniendo su actual casa de hermandad.
Según el vicario episcopal de Melilla, Juan Manuel Barreiro, los paúles abandonan la Iglesia “por circunstancias internas suyas” pero seguirán atendiendo la parroquia de Santa María Micaela, con el sacerdote Fernando Almanza como vicario parroquial y Antonio Mingorance, recién ordenado presbítero en junio pasado, cooperando en la misión pastoral. Además, vendrá a Melilla, en calidad de superior de la orden, Ángel Santamaría.
Ninguna merma
La marcha de los padres paúles de la Iglesia de San Agustín no supondrá, sin embargo, según el vicario, ninguna merma en los cultos y oficios que allí se celebran. De principio, la atenderá el clero secular a modo de “solución de urgencia” pero a corto plazo se habilitará una solución “mejor y que es la que requiere Melilla”, en palabras de Juan Manuel Barreiro.
Los padres paúles, según el investigador Enrique Delgado, dejan San Agustín por las diferencias surgidas a raíz de que se vieran obligados a abandonar el culto al ‘Cristo de Limpias’, durante décadas motivo de gran devoción en torno a la misma parroquia.
Sobre este extremo nada comenta el vicario Juan Manuel Barreiro que se limita a calificar de “imprevista” e “intempestiva” la decisión de los padres paúles de abandonar San Agustín. No obstante, asegura que tras haber dado su parecer al Obispo de Málaga y Melilla, la solución definitiva para la parroquia “llenará de alegría a la Iglesia en Melilla y marcará un hito” en el ámbito católico de nuestra ciudad.