“La Capilla de Santiago es una de las pocas muestras de arte gótico en el continente africano. De Melilla, Carmen nos trae una receta imprescindible. Atentos, porque vamos a aprender con un maestro cómo se hacen los pinchos morunos”.
Así introduce Mónica López el último de los cuatro reportajes -después del modernismo, con Jennifer Aragón, de Tu Guía en Melilla; el té con churros, con Mohamed, de la Tetería Nazarí; y el cortadillo, con los hermanos Acuña, de la confitería Gurugú- grabados por el programa ‘Ahora o nunca’, de Televisión Española (TVE) en la ciudad autónoma.
Allí, la periodista Carmen Osuna se encuentra en el parque Hernández con Karim, del restaurante Instinto, quien le cuenta que se trata de “un lugar muy frecuentado por los melillenses” para buscar la “sombrita”.
Como de lo que se trata es de hacer pinchos morunos, ambos van a la tienda Kif Kif, “el paraíso de las especias”, en palabras de Carmen, cuando entran allí. Efectivamente, mientras la cámara va mostrando todos los productos allí presentes, Karim apunta que “todas las especias del mundo se encuentran en esta tienda”.
Allí compran una mezcla de especias de nuez moscada, jengibre, cúrcuma y cominos, entre otras. “Una mezcla única que se hace por esta familia”, afirma.
Ya en el restaurante, Karim explica que también necesitan pimentón dulce, pimienta molida, cominos, cilantro, ajo y cebolla. Y la carne de solomillo, claro.
Él va cortando la carne en trozos “ni muy chicos ni muy grandes para que estén jugosos y no se sequen y tampoco se hagan pasta en la boca”. Mientras tanto, Carmen, con “nervios”, ayuda con las especias. A pregunta de la periodista, Karim le confiesa que, en realidad, se pueden hacer con cualquier tipo de carne e incluso con pescado.
Colocan el solomillo en un cuenco y lo mezclan con las especias llevando cuidado con no pasarse con los cominos, porque, como advierte Karim, “si le echas más de la cuenta, ya no sabe a pinchitos”.
El dueño del restaurante Instinto, quien cuenta que fue su madre quien le enseñó a hacer este plato, desvela también a la periodista cómo insertar la carne en el pincho para que se quede fija. Al tiempo, habla sobre el origen de este producto, que reside básicamente en el poder de conservación de las especias en tiempos en que no había neveras ni método alternativo para conseguir que la carne durara en buenas condiciones.
Una vez preparados, sólo queda colocar los pinchos en las brasas, que tienen que estar, según Karim, “pegadizos y juntitos” y dejando un margen por una parte para no quemarse al cogerlos. También le explica a la periodista que el truco para darles la vuelta reside en el “giro de muñeca”. Carmen aprende rápido y es ella quien les da la última vuelta, y además a la primera, como remarca Karim. Ambos chocan las palmas de las dos manos en señal de satisfacción y como prueba evidente del trabajo bien hecho.
Ya sentados a la mesa, la periodista admite que es “el mejor pinchito” que ha probado en su vida. “Increíble”, agrega.
Y es que Carmen, como apunta Karim para terminar, le acaba de “dar un bocado a la gastronomía melillense”. Y ella tan contenta.