Jaras y jarillas
La jarilla cabeza de gato (Helianthemum caput-felis) es una planta con distribución estrictamente mediterránea que crece en ambientes costeros de la península, Italia y el norte de África. Pertenece a la familia de las Cistáceas, a la que pertenecen las jaras, estepas, jaguarzos y jarillas. Dentro de la familia de las cistáceas, el género Helianthemum representa a las llamadas jarillas, por ser sus flores iguales a las de las jaras pero de menor tamaño. El curioso nombre de caput-felis o cabeza de gato se debe a que sus capullos florales parecen pequeñas cabezas de este animal. Requiere cierta imaginación ver ese parecido, pero es verdad que los sépalos que protegen el capullo parecen las orejas de un gato, y los pequeños pelos o cilios que los cubren refuerzan el parecido.
Adaptación a los vientos marinos
El aspecto blanquecino de las hojas y tallos de la caput-felis, provocado precisamente por esa especie de terciopelo que los cubre, la delata como una especie adaptada a los rigores de las zonas costeras. Uno de los retos que deben superar las plantas que crecen en playas y acantilados mediterráneos son los frecuentes vientos provenientes del mar y, por tanto, cargados de sal. El vello que cubre la caput-felis es una de las adaptaciones más usadas por las especies que viven en estos lugares, y hace que distintas especies de plantas de familias totalmente diferentes sean, sin embargo, muy parecidas en su aspecto exterior. Al menos en invierno, cuando todas las plantas están aún sin florecer.
La alfombra amarilla
Sin embargo, la primavera hace que la caput-felis marque una diferencia notable con el resto de las plantas de su alrededor, pues tiene una floración muy abundante y, aunque sus flores sean unas de las más pequeñas de la familia de las cistáceas, su color amarillo brillante con unas pequeñas manchitas de color naranja en su interior las hace visibles a mucha distancia. Las zonas de Melilla donde abunda (aún) esta especie se distinguen a lo lejos por la alfombra amarilla que forman cuando están en plena floración. Hasta hace pocos años estas alfombras formadas por las caput-felis en flor eran frecuentes en las laderas del barranco del Nano más soleadas y expuestas al viento de poniente. Estas poblaciones de caput-felis no existen hoy en día, y solo es posible ver las alfombras amarillas de antaño en ciertas zonas del barranco de Quemadero y en las zonas militares situadas en la costa, como el Campo de Tiro o el Polvorín. La razón por la que se ha vuelto tan escasa esta planta en la ZEC del Nano han sido los desbroces continuos que se llevaron a cabo en esta zona hace algunos años.
Errores históricos
Lo de la caput-felis en el Nano es una historia que sirve de ejemplo de las consecuencias que pueden traer los errores burocráticos y la mala gestión de la administración en general, ya sea por desidia, por ignorancia o por la razón que sea. Esta historia es la siguiente: Cuando se mandó la solicitud a Europa para que el barranco del Nano fuera declarado zona LIC (Lugar de Interés Comunitario), y pasara a ser un espacio integrado en la red Natura 2000, una de las razones principales que se aducían era la presencia en el Nano del Helianthemum caput-felis, una especie en peligro de extinción de la que solo quedan en España pequeñas poblaciones en la costa de Alicante, Mallorca e Ibiza. En ese momento la zona del Nano tenía una población bastante buena de caput-felis, pero cuando se logró el status de zona LIC para el Nano, algún responsable de la administración decidió sorprendentemente que una de las acciones que había que llevar a cabo en primer lugar, supuestamente para favorecer el crecimiento de los árboles, era desbrozar toda la alfombra de matorral que cubría la zona. La paradoja es que dentro de ese matorral estaba la caput-felis, una de las razones por las que esa zona se había declarado LIC. Se desbrozó justo lo que se debía proteger, increíble. Este hecho fue denunciado en su día, pero las denuncias ambientales suelen terminar en algún cajón perdido de los despachos de Europa.
Una especie circunmediterránea
Hace unos años las jarillas cabeza de gato de Melilla fueron visitadas por dos botánicos de reconocido prestigio internacional: Jaume Güemes, de la universidad de Valencia, y Gian Luigi Bacchetta, de la universidad de Cagliari, en Cerdeña. Estos dos insignes botánicos estaban recorriendo todos los puntos costeros del Mediterráneo Occidental donde existen aún poblaciones de caput-felis para estudiar la genética de estas plantas que viven tan aisladas y distantes entre sí. Sus viajes para tomar muestras los ha llevado a zonas aisladas del litoral argelino o las costas de Sicilia y otras islas y archipiélagos italianos y españoles. En Melilla se interesaron por los métodos que empleamos en el vivero de Guelaya para producir plantones de esta especie para reforzar las poblaciones locales, y tuvimos la oportunidad de acompañarles en las tomas de muestras de las poblaciones de Tres Forcas y Cabo de Agua, donde la situación es similar a la de aquí y se repite por todo el mediterráneo: pequeñas poblaciones muy distantes y separadas entre sí en zonas más o menos inaccesibles, aunque quizás en estas costas no es tan acuciante la amenaza de sucumbir por la urbanización del litoral, que es lo que ha provocado que esta especie se encuentre en peligro de extinción en el levante español y otras zonas de Europa.