Los más de 45.000 melillenses de confesión musulmana tienen una cita obligada a partir de las 20:30 horas en este mes sagrado de Ramadán. Con la puesta de sol, las familias se sientan en torno a la mesa para romper su ayuno diario, rodeados de sus seres queridos.
El reciente cambio de hora ha trastocado las horas de las rupturas del ayuno respecto al comienzo de Ramadán. No obstante, cada día que pasa de este mes sagrado, el iftar se lleva a cabo un minuto más tarde, siguiendo de forma aproximada la puesta del sol.
La ruptura del ayuno conlleva una serie de tradiciones y ritos que hacen de este un momento único de encuentro y unión.
El Faro se ha acercado hasta la casa del melillense Hakin Bumedien para que muestre como celebra la ruptura del ayuno rodeado de su familia.
Iftar
Una vez se produce el cuarto rezo del día, el maghrib, se indica el momento de la ruptura del ayuno. La tradición manda que antes del rezo, el ayuno se rompe ingiriendo tres dátiles. Una vez concluye el rezo, los fieles proceden a sentarse y disfrutar de los alimentos.
La casa de la familia Bumedien abre sus puertas a El Faro para unirse a este momento tan especial. La hospitalidad es más que palpable. La madre de familia, Meryem, recibe a este medio portando la abaya tradicional. Es un momento sin duda de convivencia y unión.
La esposa de Hakin se encarga de elaborar todos los platos. Dedica bastante tiempo en la cocina, puesto que hay que hacer varios platos. Sin embargo, para ella esto no representa ningún sacrificio, puesto que es un momento familiar.
Esta familia melillense se sienta a la mesa en la hora indicada. Ya está todo preparado para comenzar y en primer lugar le toca el turno a los tres platos imprescindibles: La harera, los dátiles y la chebakía.
En el caso de la harera, el plato emblemático de Ramadán, no puede faltar en ninguna ruptura del ayuno. Pero esta sopa tradicional, debido a su laboriosidad, no se prepara todos los días, sino que hace una cazuela grande y esta se reparte entre varios días. Mientras se toma este plato, se van comiendo chebakías y dátiles, alternando los alimentos.
"Es un plato contundente, pero muy completo y nutritivo. La mejor opción para reponer fuerzas", dijeron.
Una vez se acaba con la harera, le toca el turno a los entrantes. En este iftar se pueden encontrar huevos duros y rellenos, además de pastelas de pollo y marisco. Todo a cocinado por Meryem.
Son platos laboriosos para prepararlos cada día, por lo que algunos se preparan y se congelan para otras rupturas del ayuno, como es el caso de las pastelas. La cena se acompaña de agua y refrescos varios.
A continuación, llega el plato fuerte: Tajin de ternera. Plato no menos laborioso, con sus almendras, aceitunas y ciruelas. La familia se une y reparte entre todos los presentes en la mesa. En cada iftar, se va alternando el plato principal, puede ser un tajin o un pollo asado. "Vamos variando siempre", afirmaron.
Las conversaciones se suceden mientras la comida va bajando de los platos. No es para menos tras una jornada de ayuno y reflexión.
Finalmente, llega el momento del postre, con tarta casera y unas pastas. Todos estos dulces no pueden consumirse sin ser regados con un delicioso té, servido por el hijo pequeño, Ilies.
El cabeza de familia recuerda que el acto del iftar es un momento familiar y de unión. Esta familia no está al completo por desgracia, puesto que uno de sus hijos se encuentra en la península. Sin embrago, les consuela que pronto vendrá. De hecho, su hija Sheila ha venido estos días desde la península, donde reside, para pasar la Pascua Chica con su gente.
Cada familia rompe su ayuno de distinta forma. Mientras que unos abren su apetito y acuden a rezar el tradicional rezo de Ramadán, el Tarawih; para seguir comiendo después, otros prefieren cenar primero y ya después acudir a la mezquita o para hacer otros planes como charlar con la familia o amigos, ir a los cafetines o dar un paseo.
Es un reportaje de una ruptura de ayuno de una familia. Están en su intimidad y han abierto las puertas a El Faro de Melilla y se muestran tal y como son, como cualquier familia.
Mi Felicitación a El Faro de Melilla!!!
Todo está bien, sé feliz, todo en la vida es criticable y no tiene fin. Lo mejor es vivir en paz, feliz y no hacer daño a nadie y si además el bien sin mirar a quien eres un campeón.
Sentarse ante una mesa para ruptura del ayuno en calzonas y calcetines blancos y con cholas como aparece en la foto, el chico de la camiseta gris, no es nada agradable a la vista de todos, y menos ante una señorita elegantemente vestida. Ya no hay modales ni saber estar con la generación de la hamburguesa.