No deja de resultar sorprendente que haya sido Muñoz en lugar del delegado del Gobierno quien anuncié qué va a pasar con el edificio del Banco de España, una vez que la sucursal de la entidad bancaria estatal se cerró en Melilla. El secretario general de los socialistas ha felicitado a Antonio María Claret por lo que ha catalogado de gestión “eficaz, ágil y rápida”, al haber logrado dar un nuevo uso a un inmueble emblemático, sito en pleno centro de la ciudad, en relativo buen estado y, por tanto, indigno de ser condenado al cierre y al olvido, como está pasando ya con otro edificio céntrico y emblemático como es el de Correos.
En Democracia las formas cuentan y en aras a evitar una innecesaria confusión entre instituciones públicas y el partido político a quienes pertenecen aquellos que las gobiernan, debería haber correspondido al delegado del Gobierno y no al secretario general de los socialistas informar a los melillenses sobre el futuro uso del edificio del Banco de España.
En tiempos de Gregorio Escobar las formas no se respetaron, hasta el punto de que parecía Muñoz y no su actual número dos en la Asamblea de la Ciudad quien estaba al frente del organismo gubernativo.
Polémicas aparte, está bien que se dé un uso de importancia al emblemático edificio. Lo bueno sería que la misma agilidad se impusiera para dar alguna salida al de Correos. Entre tanto, esperemos a saber qué va a pasar con las actuales oficinas de la Delegación del Gobierno.