La Consejería busca saber cómo se han conseguido erradicar en otros lugares. La Consejería de Medio Ambiente reconoce que la gran concentración de gaviotas en los distintos barrios de Melilla se ha convertido en un problema grave y generalizado que impide el descanso de los vecinos y ocasiona muchísima suciedad, a causa de los continuos excrementos que sueltan las mismas aves.
Según el consejero, es factible decir que “las gaviotas han invadido Melilla” y que su presencia es notoria y molesta en todos los barrios de nuestra pequeña geografía local.
Lo peor, según Gavilán, es que a bote pronto “no hay solución” para erradicar a estas aves que, en opinión del consejero, han optado por invadir los núcleos urbanos en busca de comida y ante la falta de sustento en el mar.
La solución no pasa, comenta Gavilán, ni por disparar contra las gaviotas ni andar rompiendo los huevos o arrasando con sus nidos. Tampoco por contratar empresa de aves rapaces como las que se mantienen para las zonas del Aeropuerto o el cementerio, donde la proliferación de gaviotas llegó a generar grandes desperfectos en numerosas tumbas.
El consejero dice que no podemos llenar de águilas y expertos de cetrería toda Melilla y se reconoce como uno de los melillenses a los que las gaviotas impiden descansar, especialmente en estas fechas de verano en que se abren más las ventanas y los ruidos externos penetran con facilidad en el interior de los hogares.
Los graznidos continuos de estas aves, a partir de la caída de la tarde y hasta pasado el amanecer, no son sin embargo las únicas consecuencias molestas para los melillenses. Algunos, como es el caso de una vecina del a calle Gral. Marina, no se atreven a salir a sus azoteas por miedo a que las gaviotas los ataquen, puesto que se trata de aves territoriales especialmente agresivas cuando ven presencias ajenas aproximarse a sus nidos.
En la zona de la calle Margallo, próxima al Mercado Central, las protestas de los vecinos por las molestias que causan las gaviotas son antiguas. Llevan años demandando de Medio Ambiente que tome medidas ante lo que se ha convertido en una gran zona de cría, caso del techo del mismo mercado, donde las aves revolotean constantemente, graznando sin parar y soltando sus excrementos por todo lo el vecindario.
La Consejería, según Gavilán, anda indagando qué medidas están tomando otras ciudades costeras que igualmente se están viendo invadidas por gaviotas patiamarillas del tipo de las que anidan en Melilla. Grandes aves, que pueden alcanzar 1,7 metros de ala a ala y 70 centímetros entre la cabeza y la cola, y que pueden vienen a pesar el kilo y medio.
Su gran pericia para volar, su comportamiento grupal, caracterizado por una estructura social compleja, las convierte en un ejército contra todo lo que pueda representar una amenaza para ellas. Han llegado a atacar a los obreros que trabajaban en el tejado del Palacio de la Asamblea, con ocasión de su rehabilitación.
Son aves carnívoras o detritívoras que en algunos casos no dudan en matar y comerse incluso a las palomas.