La ponencia del general César Muro puso en evidencia los “errores de libro” de la campaña.
“Los responsables son todos”. Bajo esta premisa el comandante general de Melilla, César Muro Benayas, ofreció ayer su ponencia titulada ‘Consideraciones operacionales del Desastre de Annual’. Una visión muy crítica que puso en evidencia los errores “de libro” que se cometieron en este periodo de la historia de España desde el punto de vista militar y también político. A estos errores se le suman la falta de toma de decisiones a todos los niveles, de los que se aprovechó Abdelkrim El Jatabi, bajo la consideración de dos premisas: el episodio de Annual fue “un desastre nacional” y España no empleó todos los esfuerzos necesarios para resolver el conflicto.
Así pues, Muro Benayas hizo un repaso, desde el punto de vista militar, de lo que fue la campaña de Annual en la que se cometieron “muchos errores” motivados en parte por la “ineptitud” de algunos de sus protagonistas desde el jefe del Estado y los Ejércitos, Alfonso XIII, hasta los generales Berenguer y Silvestre, pasando por los responsables políticos como el presidente del Consejo de Ministros, el Conde de Romanones, y el ministro de la Guerra, el vizconde de Eza.
El comandante general de Melilla negó que los mandos estuvieran desinformados de lo que estaba ocurriendo en todo momento porque, si algo tenía de positivo el Ejército español en esta campaña eran las comunicaciones, entre las que se incluía un cable submarino que conectaba el norte de África con la península.
Además, hay que tener en cuenta que la campaña en el norte de Marruecos no tuvo las fuerzas militares repartidas puesto que se dio más fuerza a la zona occidental, desde Ceuta, y Melilla era un objetivo secundario. La misión consistía en tomar el control y dominio sobre la zona del Rif, de sobra conocida por ser un territorio hostil. Las primeras campañas como la de 1909, la del Kert y hasta 1920 fueron “tranquilas” y cumplieron los objetivos.
El primer error que se cometió en este avance fue la “excesiva atomización” de las fuerzas militares españolas, que dejó sin retaguardia a las unidades de primera fila. Un error “de libro” contando con experiencias anteriores como Alejandro Magno o Napoleón.
El control del territorio ya conquistado se organizó en pequeñas unidades, repartidas por el norte de África de tal manera que “no daba opción a que entre ellas pudieran apoyarse”.
Otro de los errores clave fue que justamente en el mes de julio, en el fragor de la batalla se concedieron permisos a las tropas, debilitando aún más el frente español. Además, desde principios de junio cuando las tropas españolas sufren la primera embestida de las fuerzas rifeñas pasaron hasta 33 días sin que los jefes militares tomaran una decisión cuando en ese momento se necesitaba un cambio de estrategia a una línea más defensiva y la concentración de todas los recursos en este fin.
El pasaje más trágico fue la muerte de 4.000 personas en cuatro horas, cuando las tropas españolas huían del ataque rifeño una vez se habían quedado sin munición para defenderse. Incluso en la operación de retirada se cometieron errores mientras las tropas rifeñas rodeaban sin remedio a los militares españoles ya totalmente desorganizados.
El informe Picasso
Este informe fue la investigación posterior y oficial que se hizo tras el Desastre de Annual. Encargado al general Picasso bajo la premisa de que la investigación se circunscribiera únicamente a Melilla, sin contar con Ceuta, y únicamente a partir del general Silvestre hacia niveles inferiores. Un expediente que, en definitiva, dejó aún más lagunas sobre este dramático episodio de la historia de España.