Se apagaron las luces navideñas, comienza el desmontaje de todo lo que ha sido la decoración extraordinaria de las calles del centro para festejar una de las fechas más propicias al consumo como es la Navidad. Estos últimos días no se pudo disfrutar mucho de nada de eso como consecuencia de una climatología adversa, que nos tenía reservada una desagradable sorpresa para la llegada de los Reyes Magos. Sin embargo, lejos de suponer una desconvocatoria de actividades que habría pisoteado las ilusiones de miles de niños melillenses, el mal tiempo hizo descubrir el concepto de “cabalgata estática”, que tuvo una enorme acogida favorable.
La idea de repartir carrozas y pasacalles por las calles del centro resultó ser un éxito absoluto. Aquí habría que poner un punto positivo al equipo de Festejos y al colaborador en esta área, Francisco Díaz, porque hicieron de la necesidad virtud y consiguieron sacar adelante un muy complicado compromiso con los más pequeños de forma más que airosa. Bravo por ellos.
Hoy ya todo eso queda atrás y la ciudad se enfrenta políticamente al debate más importante de todo el año: la aprobación de los presupuestos generales para 2024, que inicialmente obtendrán el visto bueno de la Asamblea muy posiblemente en la segunda quincena de este mes de enero. En principio, una de sus medidas más novedosas, como es subvencionar el alquiler para los médicos que quieran venir a Melilla, ha sido ampliamente criticada por la oposición, que incluso cuestiona su legalidad.
El PP tiene garantizada la aprobación de sus propias propuestas económicas porque tiene mayoría absoluta para ello, pero no se va a librar de escuchar duros reproches con respecto a sus prioridades presupuestarias y determinadas medidas como financiar el 75% del coste de los billetes a los no residentes, entre otras.
De principio, ya se le está cuestionando su capacidad de gestión al no haber entregado los presupuestos antes de finalizar el año cuando en Ceuta, sin embargo, están ya hasta aprobados. Se le afea al equipo de Imbroda que pusiera excusas para no haber trabajado en el documento económico que regirá los destinos melillenses este año que estrenamos.
También se oirá mucho el tema de la solicitud de la encomienda de gestión de la Sanidad a Melilla, tal cual ha anunciado el presidente Imbroda, pendiente solo de aprobación por el Consejo de Gobierno para iniciar su andadura de cara a Madrid, que es la responsable de tomar una decisión en ese sentido. Y es que la huelga de médicos cumplirá precisamente mañana su décimo mes sin que el Ingesa haya movido un dedo por tratar de solucionar un problema tan grave y tan importante para los ciudadanos como es la sanidad pública.
El PSOE dice que pedir esa gestión parece “una broma de mal gusto” si se tiene en cuenta el supuesto maltrato del PP al sector, implantando el copago farmacéutico, por citar un ejemplo. Además de acusar a los populares de haber paralizado el hospital nuevo, los socialistas aseguran que los médicos sufrieron las consecuencias porque se les hacían “contratos por días”. Lo curioso es que entonces no hubiera en Melilla movilizaciones que ahora sí se producen. Ahora bien, ya se sabe que el PSOE cree que las protestas de los facultativos tienen raíces políticas.