Ni la Ciudad ni el sector del transporte confía en las nuevas promesas de Marina Mercante. Ni la Ciudad Autónoma ni el sector de las agencias de viajes ni el del transporte de mercancías confían en realidad en que vaya a cambiar la situación con el nuevo contrato, que deberá entrar en vigor en octubre, esta vez por un plazo de dos años y una licitación de 11.960.000 euros.
Todos coinciden en que el pliego de condiciones para su adjudicación es “un traje a medida para Trasmediterránea” y temen que la antigüedad permitida para los barcos a destinar a nuestras líneas derive en una prolongación de lo que ya tenemos. Fuentes oficiosas han señalado a este Diario que por lo pronto sólo se ha presentado al concurso Acciona-Trasmediterránea, con el J.J. Síster de nuevo para la línea con Málaga, un gemelo del actual ‘Santa Cruz de Tenerife’, en concreto el Palma de Mallorca, para la línea con Almería, y el Milenium II como buque rápido para las fechas de verano y refuerzos por Semana Santa y épocas de mayor demanda que permitan la operatividad del barco de alta velocidad en el Mar de Alborán.
Aún así, la directora de Marina Mercante, en su reciente comparecencia en la ciudad, a fin de explicar las características del nuevo contrato, aseguró como principal novedad un aumento de las plazas sujetas a mayores descuentos y bonificaciones, que prácticamente incluiría en el nuevo contrato toda la capacidad de pasajeros y vehículos de los buques que acaben operando en nuestros enlaces marítimos.
En concreto, en temporada baja se multiplicará por cuatro el número de plazas de pasajeros y por catorce las de vehículos, pasando de las 1.800 plazas de pasajeros a la semana a las 7.420 que establece el nuevo pliego de condiciones, y de los 270 vehículos actuales a 3.780.
Además, según señaló la directora general, Isabel Durántez, todas las plazas tienen que estar sometidas a unos precios máximos similares a los del contrato actual, aunque Marina Mercante espera que las navieras interesadas en la adjudicación reduzcan esos precios en sus respectivas ofertas, ya que de hecho es la cuestión que más primará en el concurso, con 100 puntos. El objetivo de los precios máximos, explicó Durántez, es que “el número de plazas ofertadas se iguale al número total de plazas del buque y a precio tasado”, con el fin de hacer desaparecer “la posibilidad del aumento del precio de las plazas en los días de máxima demanda”.
Asimismo, se establecen diferencias de coste según que el camarote sea para ocupación de uno, dos, tres o cuatro pasajeros, de modo que se rebajará el precio en el caso de que se esté dispuesto a compartirlo. También se ampliará a 6 metros de la altura de los vehículos sujetos a bonificación, para evitar los problemas que ha dado el contrato vigente por la existencia de automóviles de más de cuatro metros de altura.