El próximo martes, día 26 de septiembre, se celebrará la sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo y el miércoles se votará su candidatura.
Es la primera opción de las existentes ahora mismo para acabar con este parón que sufren las instituciones cuando un Gobierno se encuentra en funciones. Sin embargo, a falta de un día, no se ve de qué manera pueden obtener los cuatro diputados que le faltan, una vez asegurados los 136 del Grupo Popular, los 33 de Vox y, presumiblemente, los tres de BNG, CC y UPN -uno cada uno-. No parece que los otros partidos del arco -PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu y PNV- puedan aportarles nada.
Al contrario, estos partidos podrían apoyar una posible investidura de Pedro Sánchez, suponiendo, primero, que Feijóo fracase y, segundo, que el actual presidente se presente voluntario, algo de lo que Gloria Rojas no duda de que hará, aunque parece poco probable que lo haga si no ve posibilidades de victoria. Esta opción cuenta con la oposición frontal de los partidos de la derecha -PP y Vox-, que están convencidos de que Sánchez es capaz de pactar su investidura a cambio de amnistiar a los presos del procés catalán.
Y también puede suceder que no se logre formar un nuevo Gobierno, bien sea porque ni Feijóo ni Sanchez consigan los apoyos necesarios o porque el primero no logre su objetivo la próxima semana y el segundo decida no presentarse finalmente. En ese caso, nos veríamos abocados a unas nuevas elecciones. La fecha límite es el 27 de noviembre, esto es, dos meses después dela primera votación de investidura, prevista para el próximo miércoles. Si ese día no hubiera presidente, se disolverían las dos cámaras -Congreso de los Diputados y Senado- y se convocarían nuevas elecciones, que se celebrarían el domingo 14 de enero, con una campaña electoral algo más corta que comenzaría el día 5.
El presidente de Somos Melilla y diputado del partido en la Asamblea, Amin Azmani, propone en el periódico de hoy otra solución: emular lo que ya se ha hecho en alguna ocasión en Alemania entre los democristianos del CDU y los socialdemócratas del SPD: un Gobierno de concentración entre los dos grandes partidos del país, que, en el caso de España, son el PP y el PSOE.
Hay más personas en este país, además de Azmani, que apoyarían esa opción, que convendría, al menos, explorar, pues nunca se ha hecho en España, al contrario que en otros países, especialmente en el norte de Europa, donde sí existe una mayor tradición en ese sentido. ¿Qué se puede perder? Además, ni siquiera tendrían por qué formar un Gobierno conjunto, sino que tal vez podrían alternarse en el poder dos años cada uno, eso sí, con el compromiso por la otra parte de no torpedear las iniciativas del contrario. De otro modo, la paralización de las instituciones conllevaría irremisiblemente la convocatoria de elecciones.
Pero, claro, viendo las declaraciones de unos y otros a diario y la concentración que ha convocado para este domingo en Madrid el Partido Popular, no parece algo muy probable.