EL PEQUEÑO archipiélago de Chafarinas, conocido de los navegantes de estas costas desde mucho antes de su ocupación, por el seguro abrigo que ofrece a las embarcaciones en los duros temporales, dista 27 millas de Melilla y cuatro de la desembocadura del Muluya, habiéndose posesionado de él, en nombre de España, El General Serrano el día 6 de enero de 1848, en cuyo día dos barcos de guerra procedentes de Málaga desembarcaron reducidas fuerzas, horas antes de presentarse en esas aguas un navío francés que desde Orán zarpó con igual objetivo.
Las islas se llaman Isabel II, Rey y Congreso.
La isla Isabel II es la única habitada ( del cuaderno editado en 1962 por la Comandancia General de Melilla). De 500 metros de longitud, 400 de anchura, 2.000 de perímetro y 40 de elevación, en su superficie casi llana se levantan modestos edificios, muchos en ruinas, en los que se aloja la reducida población. Se enlaza con cable con Cabo de Agua. Melilla y Nemours tienen comunicación telefónica con Melilla y Cabo de Agua. La comunicación postal con Melilla la realiza un vapor de Transportes Militares y mediante buques -aljibes se abastece de agua potable de Málaga o Melilla, que se deposita en aljibes de suficiente capacidad.
Hasta hace pocos años antigua prisión, la población penal se recluía en dos amplios y bien construidos edificios habilitados más tarde para Hospital militar, donde convalecían los heridos de guerra.
El faro, de tercer orden, tiene un alcance lumínico de 27 millas.
Ciento ochenta metros al E. de la isla de Isabel I, se levanta la del Rey, de 300 metros de largo y cerca de 200 de anchura, siendo la de menor altura sobre el mar (34 metros en su punto más elevado). Sin habitantes, se ha construido en ella el cementerio de la isla habitada y Cabo de Agua y la caseta de amarre del cable submarino, que continúa a la isla de Isabel II por línea aérea.
La isla del Congreso, la mayor y más elevada, está igualmente deshabitada y únicamente se ve en ella la columna donde se coloca una luz de puerto. Mide 900 metros de lago y 500 de ancho. Su superficie es rocosa e irregular, y su cota máxima de 135 metros, situada al O. de la de Isabel II, dista de ella algo más de 900 metros.
Las islas constituyen, naturalmente, un buen refugio contra los vientos del primer cuadrante, abrigo mejorado mediante la construcción de dos diques que se inician en la isla Isabel II, para seguir uno al E. a unirse con la del Rey y avanzar otro al O. en una longitud de 75 metros. Este se conserva en buen estado, pero aquél fue casi destrozado por el empuje del mar durante un imponente temporal desencadenado el día 13 de marzo de 1914.
Nota: en el próximo capítulo escribiré sobre lo relatado del Peñón de Vélez de la Gomera, y como posiblemente es más largo, será dividido en dos partes, añadiendo a la última el EPÍLOGO FINAL.