Los melillenses, los más y menos jóvenes, pero sobre todo los que conforman nuestra juventud, demostraron ayer que están ávidos de ofertas atractivas, como el concierto de Dani Martín que, echó un pulso a la lluvia, creando escenas únicas en el escenario para proteger los equipos y permitir que la velada musical continuara, con el Auditorium lleno hasta la bandera y sin dejar de mantener al público participando, a pesar del fuerte aguacero, sorpresivo para una mayoría que, confiada, acudió sin paraguas. El concierto del exsolista de ‘El Canto del Loco’ puso el broche final a un 1º de Mayo que sigue perdiendo gas en la celebración clásica a instancia de los sindicatos tradicionales, pero que no por ello está exento de menos sentido en un mundo dominado por políticas neoliberales cada vez más inhumanas e insanas para el total de la humanidad y del planeta en el que vivimos.
Hoy no será fiesta en Melilla, a diferencia de una gran mayoría de comunidades españolas, porque en beneficio de nuestra realidad multicultural no se ha trasladado el histórico festivo del Día de los Trabajadores a la jornada siguiente tras su coincidencia con un día no laborable, como ayer domingo. Muchos lo han criticado porque se haya hecho así para declarar no laborable el Aid el Kebir o Pascua principal de los musulmanes. Pero tenemos que ser consecuentes y comprender que no todo es posible. Al fin y al cabo, ayer fue un festivo esplendoroso, con exposiciones fantásticas de flores en las calles y un concierto que no se aguó a pesar del fuerte aguacero.