Melilla está viviendo unos tiempos convulsos. La polémica del voto por correo lo está arañando todo. No se tienen certezas todavía de que la compra haya existido, pero la operación policial ya está en marcha. Este martes han registrado la sede de material audiovisual de CpM, situada en la carretera de Farhana, y uno de sus consejeros ha pasado por las dependencias policiales.
A falta de esclarecer estos hechos, y sin querer, evidentemente, culpar a ningún partido en concreto hasta que haya pruebas fehacientes, lo cierto es que las sospechas son fundadas. Las colas interminables en Correos, que hacen que este tipo de sufragio multiplique por diez el emitido en la península -22 por ciento frente al dos por ciento-, son un indicador evidente. Múltiples ciudadanos me han comentado personalmente que diversos partidos les han ofrecido cantidades de dinero –irrisorias- por su voto.
Todo ello ha ocasionado que Melilla, una vez más, esté en los medios de comunicación nacional, y no precisamente para dar buenas noticias, como es costumbre. Antena 3 (y, de paso, La Sexta) llevan unos días por aquí y este martes ha llegado a la ciudad una periodista de El País que tiene planeado quedarse en la ciudad durante una semana.
Cabe esperar que ella no tenga que soportar reacciones como las que se han visto últimamente, cuando quien firma este artículo ha tenido que vivir un par de episodios desagradables por, simplemente, hacer el trabajo por el que le pagan.
A mediados de la semana pasada, fotografiando la cola de Correos, uno de los individuos que allí se encontraban haciendo cola allí amenazó a este periodista para que no hiciera fotografías. La respuesta, por supuesto, fue negativa, puesto que él se encontraba en plena calle y no en su esfera privada. Y, además, me pregunto qué miedo podría tener de que su imagen saliera en el periódico –de lejos, por cierto- si no estaba haciendo nada malo. Claro, que quizás sí lo estaba haciendo.
Este martes, se ha vuelto a repetir la escena, pero con tintes más graves si cabe. Una persona me ha vuelto a amenazar al salir de la comisaría, cuando ni siquiera se le había hecho ninguna fotografía. Solamente estaba esperando a que llegaran los detenidos en la operación de la Policía Nacional en relación con el supuesto fraude del voto por correo.
Pues bien, este ciudadano –por llamarlo de alguna forma- dijo literalmente: “Como aparezca mi foto en el periódico, te busco y te rompo la espalda”. Todo ello, por cierto, ante el silencio de algunos agentes de Policía que se encontraban allí y que escucharon perfectamente las palabras pronunciadas por este sujeto.
Me gustaría aclarar que, si no le hice la fotografía, no fue por miedo a qué me podría pasar luego. No. Yo no estaba interesado en él -que vaya usted a saber por qué salía de la comisaría, pero probablemente por nada bueno-, sino en los detenidos por el voto por correo, lo cual no era su caso. Iba acompañado de su hermana, una mujer, por cierto, con muy malas formas también.
A veces me pregunto es en qué país estamos. La supuesta compra de votos y las amenazas a los periodistas para que no se publique lo que determinada gente no quiere que se vea no son precisamente indicadores de un país civilizado. Y me hace mucha gracia que, después de todo esto, aún se pida más Europa, porque quien se dé una vuelta por el continente a buen seguro que no tendrá la oportunidad de presenciar escenas tan desagradables como esta.
El periodismo es uno de los baluartes de cualquier estado democrático, encargado, entre otras cosas, de vigilar a los poderes públicos. Es impresentable es que los reporteros sufran este modus operandi, como si estuviéramos en México, Colombia, Iraq o Siria, donde ser periodista es una profesión de alto riesgo. No. La compra del voto, sí, y las amenazas a los periodistas, también, son peligrosos para la democracia.
Por desgracia, los periodistas no son el único colectivo al que se le amenaza en esta ciudad de forma indiscriminada, y lo que es peor, sin consecuencias. Policías, Guardias Civiles, profesores, sanitarios, funcionarios...Nadie se libra de estos individuos que tienen derecho a todo y ninguna obligación.
Desagradable si, pero ya se sabe también que perro ? ladrador poco mordedor...además de una partida de cobardes miserables que intentan intimidar amparados en la masa. ¡ Al cuello con esta gentuza antiespañola!
Animo y a seguir trabajando para informar a los demás!