Melilla amaneció este miércoles con los salmonetes a 18,95 euros el kilo, mientras en Marruecos se venden a 6 euros y ayer mismo estaban a 12,50 en una pescadería del centro de Granada. Por curiosidad, pedí que me enviaran el precio del salmonete en otros puntos de España y en Barcelona, por ejemplo, estaban a 14 euros, pero en Palencia, a 24. Claro, si quieres comer pescado en tierra adentro, lo tienes que pagar.
Como veis, los melillenses estamos pagando el salmonete tres veces más caro que en Marruecos y casi cinco euros por encima de lo que cuestan en Barcelona, una ciudad que siempre ha sido infinitamente más cara que Melilla. "Esto es una ruina. Estamos comiendo dinero", escucho decir.
Y con razón. De no ser por ejemplos como éste del salmonete, que claman al cielo, no nos daríamos cuenta de a qué se refiere el Instituto Nacional de Estadística cuando dice que en Melilla el precio de los alimentos ha subido en el último año más de un 18%. Nunca antes se notó tanto que estamos tan lejos de la península y que el transporte encarece todo lo que ponemos aquí en la mesa.
Vaya por delante que no creo que la solución a este problema pase por topar el precio de la cesta de la compra. Esa opción ya está desacreditada. No funciona y produce el efecto contrario. Y me explico: si obligas, por ejemplo, a un pescador a que venda el pescado a un precio que le deja la ganancia mínima, deja de pescar o, en su defecto, lo que pesca no lo envía al supermercado y termina vendiéndolo por otros cauces a precio de mercado. Al bajar la oferta en el súper, suben los precios.
Pero sí es cierto que los mediadores se llevan mordidas importantes. No lo digo yo. Lo vienen denunciando desde hace veinte años los sindicatos agrarios que ven cómo en cada cosecha les pagan menos por el kilo de naranjas, que luego se vende más caro en el supermercado porque, y eso lo han dicho también, los mediadores se llevan lo suyo y ahora a lo suyo le suman la subida del precio del cartón, del plástico, del combustible; de la luz...
Por tanto, veo inviable, por ineficaz, la propuesta de topar los precios de la cesta básica y tampoco creo que una bonificación del 14% vaya a ser la solución. Aquí, en Melilla tenemos un argumento irrefutable. Los billetes para viajar a la península se han ido encareciendo en la medida en que ha aumentado la bonificación del Estado.
El mercado tiene sus propias reglas y soy de las que cree que se regula solo. Como ha dicho el ministro Luis Planas, si ves que en tu súper de siempre te han subido los precios, cámbiate y compara.
En mi caso, como muchos españoles, también he recortado el consumo. Me he quitado lo superfluo, y ahí entra desde todo lo rico que engorda y que dicen que mata, hasta las suscripciones a plataformas de televisión, música o comercio electrónico de esas que usamos de Pascuas a San Juan.
De esa poda de gastos hormiga solo se ha salvado mi colaboración mensual con la Fundación Pasqual Maragall, que investiga sobre Alzheimer, una enfermedad que ha cambiado mi vida. Mi padrastro, que para mí es mi padre, tiene Alzheimer y por miedo a terminar encerrada en mi país, una isla sin salmonetes (ni siquiera a 18,95 euros el kilo) llevo 7 años sin ir a Cuba a verlo, ni a él ni a mi madre, ni a mi familia. O sea, o ayudo a los que luchan contra el comunismo cubano o me quedo sin verlos el resto de mi vida. Y no soy la única que está pasando por esto. Somos miles y miles los que sufrimos en silencio y no abandonamos a los que olvidan.
Volviendo al tema del los salmonetes con títulos nobiliarios, el ministro Luis Planas decía esta semana que los precios ya han tocado techo. Para ser exactos, en Melilla más bien se han empotrado en el techo. Los que hemos vivido la crisis del ladrillo, la del covid y ésta última de la guerra de Ucrania, sabemos por experiencia que una caída en picado del consumo siempre le sucede un aumento del paro.
Es de sentido común: si un comercio tiene dos trabajadores y no entra nadie a comprar y esta situación se alarga en el tiempo, al final se pierden primero el empleo y luego el local.
Esto, como me comentaba hace tiempo la propietaria de una tienda de ropa en Melilla, que terminó cerrando, tiene efecto dominó sobre el resto de la economía de la ciudad. Si no vamos al cine o a los bares, tarde o temprano terminan cerrando y por eso, estamos como estamos.
Qué lástima que la ministra Calviño no haga la compra en Melilla. Sólo así podría darse cuenta de lo privilegiada que es, por notar en su casa la bajada del IVA en determinados productos de la cesta básica. La tontería que soltó en el Congreso me recordó los brotes verdes de Zapatero que nunca hicieron acto de presencia y que solo él era capaz de ver.
Aquí ni eso, ministra. Un pitufo de tortilla francesa y un zumo de naranja lo pagué hace unos días a 9 euros. Estamos comiendo dinero.
¿Y qué solución tenemos a la vista los que no tenemos IVA y que pagamos los salmonetes más caros que en Barcelona?
De momento, ninguna. Estamos más solos que Yeray Díaz en la rueda de prensa que dio este miércoles en el Melilla Puerto para anunciar que no dimite tras las acusaciones de acoso y para recalcar que cuenta con el apoyo del PSOE local.
Su imagen me recordó que entre los amazighes no existe la condena a muerte, sino el exilio, o lo que es lo mismo: la soledad.
El precio de los salmonetes en Marruecos no tiene nada que ver con el precio de los mismos en Melilla para empezar porque un pescador en Marruecos vive infinitamente peor porque lo explotan, como a la mayoría delos trabajadores. De todas formas es preferible tener educación, sanidad , pensiones etc que pagar una miseria por el pescado que se saborea mejor cuando se tiene conciencia de que no se está robando a nadie. Tampoco hay necesidad de comerse tantos kilos.
Qué alegría !!! Ayer , aquí en Beni Enzar , nos comimos unos 4 Kilos de salmonetesFRESQUÍSIMOS y a un precio de risa . . JA,JA ,JA . ESPAÑOLITOS , Váyanse de una vez a España !!!!
Olvidate de venir a beber vino de cartón y sirvisa bumiyen!!!
NO TODO ES ORO LO QUE RELUCE NI TODA LA PLATA ENVILECE...
Que.nadie.opine nada en esta noticia demuestra el.nivel intelectual que hay en Melilla....o.se.un.0
Vergüenza ajena debería darle a nuestra delegada contemplar estos precios solo accesibles para potentados del pescado en Melilla...encima en pescaderías muchas de ellas con una frescura más que discutible y olores hediondos...y listos trayendo en sus lanchas capazos llenos de pescado marroquí de barcas de arrastre con una cañita de juguete al hombro por el pantalán. Se sacan buen dinero y el pescado ese a bares y pescaderías sin control veterinario, sin el papelito del susodicho veterinario, sin eviscerar, sin traerlo refrigerado y sin entrar de lunes a viernes de 11 a 13:30 h y encima introducido en Melilla por un recinto vigilado por GC como el Noray.
Y si traes un par de kg en tu coche para consumo familiar...