{jathumbnail crop="undefined" /}La reforma del Kursaal no ha estado exenta de polémica. La oposición, especialmente el PSOE, se cebó con el proyecto desde el principio, y el Colegio de Arquitectos también condenó lo que tacho de espolio de un bien cultural.
Al final, las múltiples denuncias, entre otras la del socialista y secretario general del PSOE en los años 80, Julio Bassets, por supuesta destrucción de columnas y otros elementos históricos del edificio quedaron en agua de borrajas, porque ni las columnas se destruyeron –hoy persisten en los bajos del nuevo Kursaal- ni ninguna de las acciones legales prosperaron. Es más, hasta el Ministerio de Cultura no se opuso al magno proyecto que hoy permite observar como una realidad el nuevo Kursaal.
Pero además es que las reformas del Kursaal han sido muchas a lo largo de la historia del edificio, desde que se inaugurara provisionalmente en octubre de 1930, con las obras aún en marcha.
Según un artículo en prensa de Antonio Bravo, cronista oficial de la ciudad y doctor en Historia del Arte, el ‘Kursaal’ fue objeto de una primera y agresiva reforma en los años 52-53, en la que se suprime los detalles ornamentales originales diseñados por Enrique Nieto. De tal forma, desaparecieron las formas de las pilastras y los detalles de remate curvo. En realidad, se le imprimió una nueva decoración, a base de escayolas, luces, molduras y telas realizadas por un prestigioso decorador levantino llamado Aroca. El edificio, según Bravo, ganó en comodidad pero perdió “una decoración que contextualizaba el interior con el estilo del exterior”.
Posteriormente, en los años 58-59, también se produjo otra reforma importante, a causa de los varios terremotos que sacudieron a la ciudad y que determinaron que se aligerara su fachada, quitándole unos pináculos que se consideraban peligrosos por estar construidos con materiales muy pesados. Se eliminaron remates verticalistas desfigurando su diseño original y restándole monumentalidad.
En 1969 se produce la última y gran reforma del edificio, para su mayor adaptación a un cine. Se eliminaron definitivamente los palcos proscenios de la embocadura del antiguo escenario y también todo el sector curvo de los palcos superiores y situados sobre el fondo del aforo de butacas.
Como resultado, según Bravo Nieto, se creó un nuevo estilo, más apropiado a los gustos de los años 50 y 60, pero totalmente dispar del estilo modernista-geométrico de su fachada exterior.
Otros antecedentes
El Teatro Kursaal tuvo su antecedente en un Salón del mismo nombre que, en forma de gran pabellón de madera, ocupaba el mismo solar en el que hoy se levanta el edificio de Nieto, inaugurado de forma definitiva, tras la provisional de octubre del año 1930, el histórico14 de abril de 1931, día de la proclamación de la II República.
En su primera etapa, según cuenta el historiador Juan Díez, fue multifunción y acogió espectáculos de todo tipo: hasta se lidió un novillo durante una sesión de patines como anecdóticamente hemos recordado en más de una ocasión.
El 31 de octubre de 1930, fecha como decimos de su primera inauguración provisional, el antiguo ‘El Telegrama de Melilla’ publicaba:
"GRAN TEATRO KURSAAL
Esta tarde a las cinco y media, inauguración de este espléndido local, con una función a beneficio de la Cruz Roja y Ropero de Santa Victoria, organizada por la Excma. señora presidenta de la Junta de Damas, Doña María Elisa Camarasa de Pozas.
A las nueve y media, hasta las doce y media. gran sección de cine selecto, con la sublime producción Ufa en nueve partes, con escenas en color Scheherazade, gran alarde de presentación y lujo.
La taquilla del Kursaal estará abierta desde las once de la mañana".
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