Queridos paisanos/as. Como es natural, lo vengo haciendo siempre en mis artículos referentes a aquellos años de mi niñez, adolescencia y juventud, vividos por este melillense errante desde los 19 años. Lo hago a partir del recuerdo que guardo como un tesoro en mi mente y hasta que esta no me falle.
Sé a ciencia cierta que en ambos se han producido muchos cambios para bien, o para mal (me dicen y constato por la lectura de El Faro, el deterioro en el Parque Lobera desde hace algunos años); al parecer está en reparación y/o adecuación pero con bastante retraso. Son ya 45 largos años, pero que han pasado muy pronto en mi opinión, los que falto de nuestra muy querida, bendita y añorada tierra. Algunas visitas vacacionales en verano algo cortas y cuando nuestra boda en 1974 en nuestra iglesia de siempre, Sagrado corazón de Jesús (supongo no habrá cambiado el nombre). Ahora ya unos 27/28 años que no la visito. No obstante, constato sus muchos cambios urbanísticos en parques, algunos nuevos creados, calles, costa (especialmente en lo que era Los Cortaos y Playitas, en Melilla la Vieja llamada también Alcazaba o El Pueblo.
Ambos parques, Lobera y Hernández, tenían grandes diferencias en su conjunto. El primero era mucho más accidentado, el segundo estaba siempre más concurrido además de ser un lugar de paso y unión con otras barriadas y playas. Posiblemente me olvide de algunos detalles por el transcurrir del tiempo y quien me lea, siendo más o menos de mi época, si vive aún en Melilla, seguramente este recuerdo lo tenga mucho más fresco y conocerá mejor sus continuas modificaciones.
Sobre el Parque Cándido Lobera tengo que reconocer, que hace pocos años me entero que su nombre proviene de quien fue primer alcalde de melilla durante su construcción, eso también pasa el Parque Hernández y si no me he informado mal creo que su nombre procede del comandante general Venancio Hernández, donde lo leí no lo deja muy claro. Si no es así, disculpen mi error historiadores de nuestra tierra (oído amigo J.J. Aranda), de todas formas para nosotros en nuestra niñez y adolescencia, siempre han sido Lobera y Hernández y nada más, sin importarnos para nada. Nunca se me ocurrió preguntar de quiénes eran esos dos apellidos.
Como decía más arriba, el Lobera era mucho más parque rural o accidentado que el Hernández, todo llano, mucha luz y florido. En mi primera etapa escolar de EGB iba al colegio cercano de Ataque Seco (también desconozco procedencia de ese nombre, lo consultaré). Muchas veces al salir de clase por las tardes, antes de acudir a casa, varios colegiales amigos nos dedicábamos un buen rato con conocimiento previo de nuestros padres, a jugar por allí, sobre todo al escondite.
Era muy empinado, con muchas plantas, algunas muy raras, bancos de cerámica con respaldos, que aprovechaban y aprovechábamos parejas amigas, ligues o novias. Besito va, besito viene y algunas carantoñas inocentes, éramos muy buenos chicos/as temerosos en aquellos tiempos. Recuerdo también una gran explanada redonda y unas escaleras para seguir ascendiendo hacia la parte superior. La muralla lindaba con la antigua cárcel y la Bola del Mundo de Ataque Seco. En su parte inferior otra escalera que daba a una placita frente al edificio de Correos y en concreto a lo que era la entrada de Telégrafos, cuántos telegramas con buenas o muy malas noticias repartidas por aquellos compañeros telegrafistas y el susto, intriga e incertidumbre al abrir cada telegrama. Sobre este parque y el Hernández ya he leído en varias ocasiones a otros colaboradores de la prensa melillense. Por ejemplo, mis amigos y maestros Juan J. Aranda, Pedro Gallardo (Pericassi) o bien, Francisco Alcaraz, este amigo publica mucho en Facebook innumerables dibujos de aquellos años 50 y 60 acompañados de formidables comentarios. Los tres mencionados unos maestros escritores, poetas, narradores, historiadores y/o pintores. Mucho arte en estos tres significados melillenses del pueblo.
Como no quiero abusar, aquí lo voy a dejar, amenazando con seguir con lo que recuerde de ambos bonitos y dignos parques de nuestras correrías de antaño. Un abrazo y mis mejores deseos a toda la familia melillense, los residentes actuales y a los que como mi menda estamos fuera de la ‘terreta’ palabra muy valenciana y española para definir a cada una de nuestra patria pequeña y común. Y por si no escribo nada de aquí a las próximas fechas de Navidad, buen disfrute, mucha salud y paz para todas las familias melillenses.
En nombre de "ataque seco" viene por la dirección de donde venían las hostilidades, en este caso "por tierra" ya que por mar las murallas de Melilla eran infranqueables.
Un saludo