La Ciudad Autónoma ha mejorado y ampliado los locales de Aspanies. El acierto no puede ser mayor, más aún en una ciudad como la nuestra con 7.000 ciudadanos que sufren discapacidades y, de ellos, alrededor de 400 de tipo intelectual.
Con Aspanies han crecido muchos de los discapacitados que hoy en día siguen yendo al centro ocupacional que la asociación tienen en la Casa de la Juventud. Aspanies se ha convertido en su segunda casa. Entre los melillenses que acoge se agrupan discapacitados límites –imperceptibles incluso para la mayoría de los ciudadanos- hasta los casos más agudos de parálisis cerebral, autismo o síndrome de Down. Su labor es admirable; el espíritu de su presidente, Carlos Esteban, absolutamente encomiable.
Aspanies es un ejemplo para el mundo asociativo y es un gran valor para esta ciudad. Requiere si nos apuran de más apoyos de todo tipo, porque, aún teniendo apoyos institucionales, nunca son suficientes. Los melillenses también podemos ser socios y contribuir a hacer más grande lo que ya de por sí es muy grande, valioso y plausible. Gracias Aspanies.