Un centenar de niños con trastorno del espectro autista que hacen terapia en un aula de la Granja llevan ya tres veranos sin aire acondicionado. Esto es lo que asegura Nicolás Fernández, presidente de la Asociación Autismo Melilla y padre de uno de los niños afectados.
Fernández ha contactado en varias ocasiones con la Consejería de Salud pública, de la que depende solucionarlo, para intentar arreglar o sustituir el aire acondicionado. La consejera, Paqui Maeso, en declaraciones a El Faro afirma que se está dando solución desde hace dos semanas con técnicos, informes y todo el procedimiento necesario para solucionar el problema del aire acondicionado. "No es posible acelerar un procedimiento que lleva un trámite establecido", dice Maeso.
"Los padres nos estamos cansando" dice esta madre afectada. Incluso se están pensando recoger firmas o manifestarse a las puertas de Delegación. Por parte de la asociación, se intenta que esta sea la última medida.
El aula en el que trabaja la Asociación Autismo Melilla, es un espacio de la Granja Escuela, que fue cedido por la Administración Pública para que pudieran dar talleres. Que el aire acondicionado no funcione perjudica a estos niños ya que una de las características del trastorno del espectro autista es la falta de comunicación "de hecho algunos niños ni hablan", explica Fernández, por lo que no pueden manifestar su malestar ante el calor.
Debido a este problema, cuando se encuentran mal, los niños reaccionan con rabietas y la sesión se pierde porque se centra en calmarlos, tal y como ha explicado a El Faro el presidente de la asociación. Además, el exceso de calor hace que pierdan la concentración, que precisamente es otra de las características del autismo, la falta de concentración.
"A ellos los cambios de temperatura les afecta mucho más", dice Jessica, madre de uno de los niños afectados, y si están agobiados y nerviosos, no pueden concentrarse en la terapia, por lo que son sesiones perdidas y muy necesarias. Por ello, el calor no permite que se hagan todas las actividades que se podrían hacer en verano, explica Jessica. "Vemos que no se le puede sacar el rendimiento al espacio que podría dar", "se hacen menos horas de terapia precisamente por el calor", aclara esta madre afectada.
Los gabinetes son espacios pequeños separados para trabajar con hasta cinco niños porque hay que aprovechar el espacio, dice Fernández. Las puertas tienen que estar cerradas porque si no los niños pueden escaparse o distraerse con el gabinete de al lado. A esto hay que sumar que no tienen ventanas por lo que la situación es insostenible.
Para la asociación y los padres de estos niños, no es suficiente, el aire acondicionado lleva estropeado desde hace tres años y en este tiempo, afirman, los técnicos han ido a verlo pero el problema no se soluciona. "Con el calor que hace en Melilla, que los niños estén dando terapia con esas temperaturas, es insostenible", comenta Jessica. "En tres años ya han tenido suficiente tiempo para solucionarlo, llevamos esperando tres veranos", prosigue.
"Ya pudimos experimentar el año pasado el calor que hacía", manifiesta Pilar Valladolid, madre de otro de los niños que van a terapia. Su hijo lleva dos años en la asociación y el verano pasado ya pudo comprobar que el calor era extremo, dice. "Las terapeutas salían a recibir a los niños con el uniforme y con abanicos". "Es un horno".
Los terapeutas pasan muchas horas en estas instalaciones sin que les de el aire, y los niños, como el de Jessica también.
El presidente de esta asociación no ve una solución a corto plazo, por lo que ellos mismos quieren proponer a la consejera hacerse cargo y arreglar el aire acondicionado con sus medios. Aún no saben cómo, confiesa Fernández, pero ya encontrarán cómo conseguir el dinero y poder tener aire acondicionado lo más rápido posible.
Pilar ha explicado a El Faro que le consta que hay personas interesadas en donar máquinas de aire acondicionado pero que "hasta para recibir una donación necesitamos el visto bueno de la Administración Pública". Lo que más le inquieta a los padres, dice, es que tanto las donaciones como el cambio de la máquina lleva unos procesos y unos tiempos que ven que se están dilatando en el tiempo. Se ven en el mes de agosto sin aire acondicionado.
Y es que el problema puede agravarse, ya que en los meses de verano seguirán con estos talleres en la Granja. "A ver qué padre lleva a sus hijos a una academia sin que haya un mísero ventilador o aire acondicionado". Máxime, dice, cuando se está creando en Melilla una unidad de salud mental infantil para atender a estos niños, explica Pilar.
Ella recuerda que el verano pasado, las terapeutas esperaban a los niños en el patio a la sombra. "No me creo que haya nadie que en su trabajo aquí en Melilla no tenga un ventilador o un aire acondicionado y que no lo conecten en las épocas de calor". Para ella las condiciones en las que se encuentran estas profesionales no son las más idóneas "y más cuando tienen que trabajar con niños que se ven muy afectados por cualquier cosa externa como ruidos, exceso de luz y más el calor".
"Si el calor nos afecta a cualquier persona neurotípica imagínense a estos niños que acuden a recibir sus terapias", que deben ser lo más estimulantes posibles, explica. Por ello se decidió situar estas terapias en la Granja, lejos del ruido y con animales que estimularan positivamente a los niños.