Hoy es el día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer. ¡Sorprendente porque soy mujer y por lo tanto yo estaría todavía tentada a decir que este no es mi día! Sin embargo, me parece que esto debería ser nuestra jornada todos los días. Pero desgraciadamente para mí no es a menudo el caso.
En los albores del tercer milenio, se ganaron muchas batallas, pero ¿cuántas están aún por llegar? ¿Cuántas batallas se llevarían a cabo para que el mundo que decide quiera oír que estamos aquí y que tiene que contar con nosotras?
Sí, es de buen gusto mostrar a las mujeres poderosas o hablar de la paridad, pero ¿qué hay de verdad en eso?
¿Cuántas mujeres permanecen en una situación familiar insatisfactoria para no dejar una comodidad relativamente modesta y no caer en la precariedad?
¿Cuántas se sacrifican para que sus hijos no se vean abocados a caer en una inseguridad material?
¿Cuántas se someten a códigos mal llamados buena moral?
¿Cuántas permanecen en una vida que no les pertenece para no correr el riesgo de no tener ninguna?
Porque eso es exactamente de lo que se trata. ¿Qué pasa con aquellas que tienen el coraje de decir no a lo que no son, no a una existencia que no les conviene, no a una vida marital sin amor, sin dignidad? Para la mayoría, ellas están como yo: sola.
Sola frente a una sociedad que juzga y prejuzga, sola frente a una presión social que les hace sentirse culpables, sola delante a gastos y cuentas elevadas y demasiadas cargadas, sola con un presupuesto que no es solamente uno sino varios y variados.
Ellas están solas y deben ser fuertes para luchar cada día con el fin de sobrevivir y encontrar lo común. Deben mantenerse firmes y con la cabeza alta para afrontar esta máquina social que las quiere “así y no de otra forma”.
¿Qué pasa con aquellas que, como yo, tienen cuarenta y nueve años y una vocación como artista? La lucha es por lo tanto tan difícil y exponencial... Es cierto, y cuando se cría sola a dos o más hijos, entonces no hay duda en imaginar lo complicado y arduo que puede ser y sentir dicha mujer. Y ¿en qué se convierte tu salario después de pagar el comedor, la guardería, el centro recreativo (cuando haya alguno)? ... Tus ojos se han concebido para llorar.
Si a todo esto se agregara la amenaza de retirarte posiblemente a aquellos sin los cuales no puedes vivir, tus hijos, porque tu situación se considera demasiado ‘frágil’, ¿cómo lograr además mostrarse sonriente, luchadora e indestructible a los ojos del mundo?
Sin embargo, he optado por mostrar esto a mi prole: a veces la vida puede ser difícil, pero hay una cosa importante: saber permanecer fiel a ti misma y estar orgullosa de ello.
Sí, yo soy diferente.
Sí, me pueden encontrar ‘rara’, pero yo soy simplemente igual como cualquiera: única y singular. Tengo el derecho de existir tal como soy y me vanaglorio por ello!
Soy una guerrera de lo imposible y lo reivindico. Debo ser padre, madre y esposa, a la espera de la clonación...
Entonces tened esto por dicho: ¡hoy es mi día y en adelante todos los días será el mismo caso!
A todos aquellos que podrían tener la tentación de dejar que la maldad y la estupidez reinasen en la Tierra, les digo gracias, porque de esta lucha llevada a cabo contra ellos saldré aún más fuerte.