Podía pasar y pasó. Un cachorro sospechoso de rabia ha mordido este lunes a varias personas en las zonas del Hipódromo, El Real y el Polígono del Sepes, de Melilla. En principio no está confirmado que el animal sea positivo, pero el miedo ya lo tenemos metido en el cuerpo.
Hasta dentro de 48 horas no sabremos si el perro que atacó este lunes al menos a una mujer cuando ésta intentó apartarlo para que no agrediera a su mascota, tenía o no rabia. También conoceremos mañana las últimas novedades respecto a la empresa de fuera de Melilla que iba a ser contratada para dedicarse en exclusiva a la recogida de perros asilvestrados en la ciudad.
No se ha vuelto a hablar más del asunto y lo cierto es que los animales continúan deambulando por las calles de Melilla. El viernes fueron vistos en García Margallo y el sábado, en el Parque Forestal, que estaba lleno hasta la bandera de niños.
Reconocemos el esfuerzo de Salud Pública, que ha colocado carteles en el centro de Melilla advirtiendo de que estamos en alerta 1 de rabia, pero la práctica ha demostrado que no es suficiente.
Incidentes como los ocurridos este lunes, en el que al menos hay dos personas que han sufrido mordeduras de un cachorro sospechoso de rabia, pueden ir a más si mantenemos colonias de perros asilvestrados vagando de un punto a otro de la ciudad sin que se consiga recogerlos a todos.
Llevamos ya cuatro meses en nivel 1 de alerta por rabia y es incomprensible que sigamos viviendo este tipo de situaciones en Melilla. Desde el Gobierno local tienen que encontrar la forma de transmitir tranquilidad a los ciudadanos. Y eso sólo se consigue con más recursos y si esos recursos llegan a tiempo.
En principio, el cachorro sospechoso ha mordido a entre dos y tres personas, pero no podemos estar seguros de que no haya estado en contacto con otros animales.
Es necesario que las autoridades sanitarias vayan un paso más allá para tranquilizar a la ciudadanía y, de paso, convencerla de que la situación está bajo control. Para ello es imprescindible mantener informados a los melillenses sobre la importancia de vacunar a sus mascotas y ser ante todo prudentes ante el contacto con animales asilvestrados.
Entre todos podemos conseguirlo, pero es importante que nos pongamos todos manos a la obra: los poderes públicos y la ciudadanía. Melilla es de todos y tiene que notarse. Con unidad, responsabilidad, buena gestión y prudencia conseguiremos controlar este brote de rabia.