Elegido a fines del pasado año como presidente de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), el Dr. José María Domínguez Roldán ha ofrecido una extensa entrevista para el suplemento sabatino de “Médicos y Pacientes”.
En ella, el licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla repasa los retos que tiene por delante la comisión que encabeza, y se adentra en aspectos como la medicina no presencial, la eutanasia, el papel de los colegios de médicos en la sociedad, la necesidad de promover la formación ética en las facultades y la actualización del Código de Deontología.
A continuación, El Faro reproduce la entrevista.
¿Cuáles son sus objetivos y propósitos en esta nueva etapa al frente de la Comisión Central de Deontología?
-La principal misión de la Comisión Central de Deontología es la de convertirse en el auténtico referente para la ética y deontología médica, no solamente para todos los médicos españoles, sino también para nuestra sociedad.
“La Comisión Central, cuyos ámbitos de competencia se extienden actualmente a la Deontología, compartiendo algunos espacios comunes con el Derecho Sanitario, verá ampliada su dimensión competencial a la ética médica, ya que, ética y deontología médica son áreas esencialmente vinculadas. El diseño, configuración y actualización del cuerpo de doctrina de la ética y deontología médica del siglo XXI es una tarea primordial para nuestra Comisión.
“Además de esa misión, la Comisión Central de Deontología del CGCOM tiene como objetivo más inmediato la aprobación del nuevo Código de Deontología Médica, cuya discusión quedó paralizada como consecuencia de la pandemia”.
¿Hay fecha para la actualización del Código de Deontología?
-Durante este primer trimestre del año 2022 se trabajará intensamente tanto por parte de la Comisión Central de Deontología como de las Comisiones de Deontología de los Colegios de Médicos, en una revisión de la última versión de dicho código. Existe el compromiso de la asamblea de trabajar duramente para que para que, salvo causa mayor, el nuevo Código de Deontología Médica esté aprobado e implantado en el primer semestre de 2022. Estoy convencido que con la motivación que he detectado en las Comisiones de Deontología, así como en los Colegios de Médicos, ese objetivo será una realidad.
“Para la agilización del trámite de discusión y aprobación del código, en la pasada asamblea se ha acordado una nueva dinámica de debate del mismo, que busca conseguir un código que sea expresión del consenso razonado de todos los Colegios de Médicos”.
¿Cree que lo vivido y padecido a causa de la pandemia puede tener impacto en la ética médica? ¿Qué lecciones éticas hemos sacado de la Covid-19?
-Sin duda alguna se ha modificado la percepción de la profesión que teníamos antes de la pandemia. Una de las facetas que ha cambiado es la manera de acceder al conocimiento; la epistemología médica, tras la pandemia, ha traído nuevos paradigmas, ha modificado conocimientos factuales, y ha generado novedosas aproximaciones técnicas de tipo biológico, clínico y social. Pero además de ello, la pandemia ha traído una revolución del mundo de los valores aplicados a la salud, valores que posiblemente considerábamos consolidados antes de la Covid-19.
“El acceso a los recursos terapéuticos para el abordaje de la enfermedad ha sido y sigue siendo asimétrico en el mundo, y esa inequidad se ha mostrado también evidente con la desigual distribución de medidas preventivas, como son las vacunas. Podemos ver actualmente cómo las tasas de vacunación son excepcionalmente diversas entre los países. A nivel clínico también se ha podido observar cómo la sobrecarga asistencial, sobre todo durante las primeras olas de la pandemia, obligó a los profesionales sanitarios a distribuir los recursos entre todos los pacientes, lo que conllevó en algunos casos a desarrollar prácticas asistenciales en niveles subóptimos. Esa detracción de recursos (estructurales y humanos) se extendió también a la actividad clínica con pacientes no Covid.
“La relativa bonanza sanitaria prepandemia no nos dejaba observar algunas de las virtudes de nuestro sistema sanitario, pero tampoco nos permitía ver algunos de sus defectos. La pandemia nos ha obligado a una profunda reflexión ética de los valores de nuestro sistema. Equidad, accesibilidad, justicia, transparencia han sido algunos de los valores objeto de reflexión durante la pandemia”.
¿Cuáles son los retos de la Deontología Médica para el presente y el futuro inmediato?
-En los últimos tiempos, los temas de ética y deontología médica relevantes para los médicos en su práctica habitual han crecido de modo significativo. En algunas ocasiones ha sido debido al desarrollo científico técnico: Medicina de precisión, trasplantes de órganos y tejidos, gestación subrogada, etcétera. En otros casos esa ampliación del marco ético viene derivada de la modificación del modelo clásico de la relación médico-paciente, el cual, hasta no hace demasiado tiempo, se limitaba a un acto presencial. Actualmente el acto médico no presencial (telemedicina) se ha convertido en una realidad. La cirugía robótica, el trabajo médico del equipo o el almacenamiento de datos clínicos en grandes bases de datos sanitarias, son temas de indudable trascendencia ética.
“Existe otra razón para el crecimiento de los espacios de la ética médica, y es el cambio en los principios de la sociedad y los valores de las personas que la conforman. El mínimo común de los valores de una sociedad estructura la ética cívica, que es la piedra angular sobre la que se sustentan las éticas profesionales, como la ética médica. De hecho, podemos observar cambios en esos valores: así, no hace muchos años la fecundación in vitro generó una importante discusión desde el punto de vista ético y moral, y sin embargo actualmente se ha convertido en una práctica asumida por la mayoría de la sociedad sin contestación ética.
“La ética y deontología médica deben estar atentas y vigilantes a todos aquellos cambios que se puedan producir en los principios de la medicina, así como a todos aquellos desarrollos tecnológicos que puedan ponerlos en cuestionamiento. Pero igualmente, la ética y la deontología médica deben ser sensibles a los valores de los profesionales de la medicina, y del contexto social en que se encuentran, a fin de detectar posibles desavenencias entre los marcos legales, sociales, y éticos”.
¿Es la telemedicina el gran desafío de la profesión en lo que respecta a la ética y la deontología? ¿Cuáles son las claves para desarrollarla de una manera ética y eficiente?
-La telemedicina o medicina no presencial, como posiblemente sea más correcto llamarle, ha tenido gran expansión coincidiendo con la pandemia Covid-19. No obstante, la medicina no presencial ya venía desarrollándose en algunos ámbitos clínicos, como por ejemplo la telerradiología, el teleictus o los centros de coordinación de emergencias sanitarias, cuya toma de decisiones se realizaba y se realiza por profesionales médicos ubicados en puntos muy distantes de donde se encuentra el paciente.
“Esta medicina no presencial se ha extendido a múltiples áreas tanto de la medicina primaria como la hospitalaria. Ello ha conllevado la necesidad de un desarrollo tecnológico que asegure la eficacia del acto clínico no presencial, así como la seguridad para el paciente. Pero además de los mencionados aspectos clínicos, todos los aspectos vinculados al correcto desarrollo de la ética y deontología médica tradicional deben asegurarse en los casos de medicina no presencial. De hecho, en el borrador del nuevo Código de Deontología, pendiente de aprobar y que se redactó antes de la pandemia, ya se hacía constar que ‘la telemedicina es conforme a la Deontología Médica siempre que sea clara la identificación de quienes intervienen, se asegure la confidencialidad y se usen vías de comunicación que garanticen la máxima seguridad disponible’.
“Por otra parte, en ese mismo borrador del código se enfatiza el hecho de que cuando se realice medicina no presencial, el comportamiento del médico debe regirse por los preceptos deontológicos del código de deontología médica acerca de la relación médico‐paciente, la defensa de los derechos y la seguridad del paciente, así como el respeto y autonomía de los profesionales sanitarios.
“No podemos olvidar que la medicina no presencial, correctamente desarrollada, mejora la accesibilidad de los pacientes en determinados campos diagnósticos (teledermatología, telerradiologia, etcétera). Igualmente, en un futuro no muy lejano la terapéutica a distancia guiada por robótica facilitará la accesibilidad terapéutica en determinados ámbitos. Pero nunca debe olvidarse que la medicina no presencial no debe conllevar un detrimento de la calidad asistencial ni tampoco de la calidad humana del acto médico. Por otra parte, y como se ha mencionado anteriormente, todos los principios universales de la medicina deben mantenerse en los actos médicos no presenciales”.
¿Cree necesario reforzar la formación en aspectos éticos? ¿Y cómo hacerlo?
-La ética médica se encarga de reflexionar sobre el sentido de la existencia humana y de su actuar, así como del deber en la relación consigo mismo y con los demás (pacientes, compañeros, etcétera). La deontología médica es una parte de la ética médica que trata sobre el conjunto de deberes y principios éticos que conciernen a la profesión médica. La palabra deontología deriva del griego deontos, que significa ‘el deber’, y del sufijo logia, que significa “tratado” o “ciencia”.
“Le preguntaron al gran matemático árabe Al- Khawarizmi sobre el valor del ser humano, y éste respondió: Si tiene ética, entonces su valor es 1; pero si además es inteligente, agréguele un cero, y su valor será 10; si además también es rico, súmele otro cero y su valor será 100, y así sucesivamente. Pero, si pierde el 1, es decir el valor ético, solamente le quedarán los ceros. Lo mismo ocurre con la ética aplicada a la medicina: cualquier acto médico que falla en sus aspectos éticos pierde su valor.
“La formación médica integral requiere no solamente de una gran implantación y entrenamiento del marco científico-técnico, sino, de modo imprescindible, de una formación ética y deontológica. Es por ello que, en las facultades de medicina, así como en los planes de formación continua de los médicos, la ética debe estar como un área doctrinal de aprendizaje permanente”.
¿Cómo definiría el papel de los Colegios de Médicos en nuestra sociedad?
-La principal razón de ser de los colegios profesionales, y en concreto de los Colegios de Médicos, es ratificar el compromiso que la profesión médica tiene con la sociedad. El contrato social de Rousseau puso énfasis en esa vinculación y relación bidireccional entre ciudadano-sociedad y profesiones como la medicina.
“Los Colegios de Médicos aseguran a la sociedad la calidad científica y humana de los médicos en su quehacer profesional, y son los garantes de ese compromiso adquirido por la profesión. No olvidemos que la palabra profesión deriva del latín “professio” que significa no solamente “ejercer una doctrina”, sino también “comprometerse con ella”.
“Los Colegios de Médicos certifican a la sociedad que el médico colegiado reúne requisitos científicos y humanos con los que, además, está comprometido. La deontología médica demarca los límites de los comportamientos éticos de los médicos, siendo por ello que los Colegios de Médicos tienen como elemento nuclear las Comisiones de Deontología.
“Por otra parte, aunque la calidad científica asistencial está asegurada mediante los títulos universitarios, especialidades médicas, etcétera, en un futuro no muy lejano los Colegios de Médicos, en un compromiso con la calidad asistencial, reforzarán esta mediante procesos de recertificación, que vienen a añadir un plus de nivel de excelencia a la actividad médica”.
La ley de Eutanasia ha abierto un importante debate en la comunidad sanitaria ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Los profesionales sanitarios, y especialmente los médicos, estamos sometidos a una doble normativa de conducta. De un lado, la que proviene de las leyes del Estado, como cualquier ciudadano; y del otro, las obligaciones de comportamiento ético que vienen definidas en el Código de Deontología Médica.
“La Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia recoge la opinión del Parlamento Español en relación a la solicitud de aquellos pacientes que desean morir en función de sus enfermedades y nivel de sufrimiento. La opinión de los parlamentos no necesariamente coincide con los principios universales de la medicina, ni con las normas de la deontología médica.
“De hecho, actualmente existe una discordancia entre el contenido de las leyes españolas y las actuaciones derivadas de los principios incluidos en el Código de Deontología Médica en relación a la eutanasia. El Código de Deontología Médica expresa que “el médico no deberá provocar ni colaborar intencionadamente en la muerte del paciente”.
“Debe tenerse en cuenta que, aunque los principios de la medicina vayan en contra de la práctica de la eutanasia, pueden existir médicos que en función de sus valores la consideren una práctica aceptable, y que actúen en base a la legalidad vigente.
“Aunque el Código de Deontología Médica español está basado en principios universales de la medicina, al ser la Organización Médica Colegial una corporación de derecho público incluye en el contenido del Código de Deontología Médica una disposición final según la cual “el médico que actúa amparado por las Leyes del Estado no puede ser sancionado deontológicamente”.