La delegación en Melilla del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Málaga invitó a empresarios melillenses, en una reunión celebrada en su sede, a unirse en su apuesta por la reconversión del sector de la construcción hacia su industrialización y hacia un modelo más sostenible.
La crisis provocada en el normal desarrollo del sector tras el cierre fronterizo, con consecuencias directas en el encarecimiento de recursos como la mano de obra o los materiales de construcción, que provenían, en gran medida, del país vecino, podría convertirse en la “semilla necesaria” para la “urgente reconversión, modernización, y adaptación del sector a las nuevas tecnologías”, con la implementación de técnicas de construcción sostenible e industrializada, alineándose con las recomendaciones impuestas por las instituciones europeas y nacionales para frenar el cambio climático.
Los empresarios asistentes escucharon con interés la exposición del vocal delegado Toufik Diouri, quien les animó a sondear, conjuntamente con el Colegio, las posibilidades de Melilla como ciudad productora y exportadora de construcción industrializada, atendiendo siempre a las necesidades de sostenibilidad y eficiencia energética, marcadas por la legislación vigente.
Asimismo, les explicó que en España la construcción industrializada alcanza hoy tan sólo el 2% de la producción inmobiliaria nacional, pero según los expertos se estima que en 2030 podría llegar al 40%, por lo que es una oportunidad para posicionarse, y plantearse convertir a Melilla en ciudad industrial, al menos en el sector de la construcción, promoviendo la debida implicación de los agentes y sectores sociales necesarios. En esta dirección trabaja ya el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Málaga, de la mano de su vocal delegado en la ciudad Toufik Diouri, que en esta primera reunión con empresarios defendió que “la construcción tradicional, tal como la conocemos actualmente, es la culpable de la emisión del 40% de CO2, que genera el sistema productivo global del planeta”. “Este modelo es insostenible y está condenado a su progresiva neutralización, mediante la aplicación paulatina de medidas restrictivas a su uso, así como medidas para su reconversión en prácticas eficientes y medioambientalmente sostenibles”.