El Faro ha comprobado este sábado que las manadas de perros siguen campando a sus anchas por los barrios de nuestra ciudad. Nuestras cámaras han podido grabarlos a plena luz del día, interrumpiendo el tráfico en mitad de una calle en el Poblado o cruzándose con transeúntes, que se libran de ellos como buenamente pueden.
Hace apenas 24 horas exigíamos que este problema se solucione con urgencia. Pero seguimos viendo que continúa el descontrol sanitario y eso es inaceptable. Por la seguridad de nuestra gente y de nuestras mascotas exigimos que el Gobierno dé explicaciones.
La rabia es una enfermedad que mata y estamos poniendo en peligro la salud pública. Si en Melilla no somos capaces de recoger a los perros y gatos que pululan por todos los rincones de la ciudad, entonces el Gobierno local tendrá que pedir ayuda a Madrid.
No podemos dejar este problema a merced de la incompetencia local. Hay que reclamar al Ministerio de Agricultura que asuma su responsabilidad.
En teoría, el Plan de Contingencia para el Control de la Rabia en Animales Domésticos en España otorga capacidad de decisión no sólo a las autonomías sino también a la Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria; a la de Salud Pública o a la de Calidad e Innovación.
En teoría debe existir una comisión técnica ante la rabia. ¿Existe? ¿Se ha reunido con los representantes de Melilla? ¿Saben que tenemos manadas de perros salvajes vagando por Melilla? ¿Saben de las colonias de gatos callejeros que son alimentados en la vía pública?
También ese protocolo incluye la difusión de las medidas restrictivas que se adopten. Aquí, a lo sumo, se han pegado carteles en el Paseo de Horcas Coloradas advirtiendo a los viandantes de que estamos en nivel 1 de rabia y que los perros deben ir atados.
Más que imponer el control de las mascotas domésticas, en Melilla la prioridad es acabar con las manadas de animales salvajes que atemorizan a los ciudadanos porque no sabemos si están contagiados o no o si son transmisores de la enfermedad. Hay que actuar y tomar medidas urgentes.
En teoría la alerta 1 de rabia debe durar seis meses. Ya hemos consumido tres y el problema, lejos de solucionarse, va a más. No podemos esperar a que pase una desgracia para adoptar soluciones drásticas.