Los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO denunciaron ayer la campaña mediática que supuestamente se ha puesto en marcha contra ellos con el único objetivo de desacreditarlos y boicotear la huelga general del próximo día 29, a la vez que acusan a algunos empresarios melillenses de coaccionar a sus trabajadores para que no secunden el paro. Este último gesto, desde luego sin ser merecedor de aprobación, es uno de los pocos que realmente parece indicar que el próximo 29 se producirá una huelga general, porque hasta ahora, todas las informaciones aparecidas al respecto, más bien parecían que en esa fecha sólo se iban a reunir un grupo de amigos.
Son varios –quizá demasiados– los sindicatos y organismos que ya han anunciado que no la secundan .
Pero quizá lo más asombroso es ese “acuerdo histórico” de servicios mínimos al que llegaron sindicatos y Administración General, sobre todo cuando quien así lo califica es el Estado, ese contra quien supuestamente se está protestando.
Echando un vistazo a la historia, las huelgas, y más las generales, siempre han sido una lucha continua, sin acuerdos y sin golpecitos en la espalda, como parece que es ésta.