Dolores García Ruiz (28 de junio de 1964) Esta melillense es investigadora y correctora profesional de textos literarios. Pero también es escritora. Les sonará su nombre porque ha venido a la ciudad a presentar sus obras y una de ellas, ‘La reina del azúcar’ tiene que ver con Melilla. Está casada y tiene dos hijos.
En cuanto a su filosofía de vida: “Haz el bien y no mires a quién”.
–¿Cómo se describiría a nivel personal?
–Independiente, pero familiar.
–¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
–Los vestidos de gasa y los pantalones cómodos.
–¿Le gusta llevar alguna joya? ¿Tiene algún significado especial?
–No suelo llevar joyas, sólo la alianza de casada. Alguna vez, un precioso collar de perlas regalo de mi tía abuela, que conservo con mucho cariño. Me encanta la bisutería de calidad; pero luego no me atrevo a ponérmela porque me parece que podría llamar la atención y no es el efecto que busco.
–Expresión melillense que más use o que le llame la atención.
–¡Alza, pilili!
–Un rincón de Melilla del que nunca se aburre de visitar.
–El parque Hernández y el faro.
–Su libro favorito. ¿Cuándo leyó el último?
–Favoritos tengo varios, pero destacaría ‘El último encuentro’ de Sándor Márai. Estoy leyendo ‘Vidas mojadas’ de Laura Cabedo, una recopilación de relatos cortos, lo recomiendo también, otra maravilla.
–¿Películas o series? ¿Alguna favorita?
–No soy de series televisivas; pero sí que seguí con entusiasmo ‘Isabel’, sobre los Reyes Católicos, por su excelente calidad. Actualmente, me resulta simpática ‘Estoy vivo’. Como película favorita, ‘Cinema Paradiso.
–Mi tiempo libre lo dedico a...
–Disfrutar de la familia y amigos, pasear, escribir, leer y escuchar música.
–Un recuerdo de la infancia.
–Los días de playa en la mar Chica y las reuniones familiares, el paso del Cristo sujetado por los legionarios en Semana Santa y los estorninos recogiéndose en el parque Hernández al caer la tarde en verano.
–Un juguete.
–Mi imaginación. También la escoba y el recogedor, magnífico caballo y afilado sable. Las muñecas me aburrían.
–Su fiesta favorita.
–También es la más difícil: la Navidad.
–¿Cocina? ¿Se le da bien?
–Cada vez menos, lo reconozco. Siempre me ha gustado, pero cada vez le dedico menos tiempo.
–No puede resistirse a un plato de...
–Paella, tortilla de patatas o jamón.
–¿Qué tarea del hogar no soporta?
–Limpiar las parrillas de las cocinas de gas.
–¿Personaje histórico que le llame la atención?
–Jesús de Nazaret.
–Si pudiera viajar al pasado, ¿a qué época le gustaría ir?
–A la de Jesús, a ver si pudiera verle o al Renacimiento italiano.
–¿Viajaría al futuro?
–No es posible, no existe. Está en permanente construcción. Ahora mismo lo estamos conformando entre todos con nuestros actos y omisiones.
–¿Es supersticiosa?
–No, pero sí creo en las malas vibraciones, como también en las buenas.
–¿Se arrepiente de algo?
–Sólo del tiempo que no he podido disfrutar más de mis hijos y de mi marido, Juan Ramón.
–¿Cuál es su principal miedo?
–Dejar a mis hijos un mundo peor que el que yo recibí. Me produce una mezcla de rabia, impotencia y tristeza.
–Algo que deteste de usted mismo.
–Mi dificultad para controlar la sensación del paso del tiempo, mi impuntualidad. También mi excesiva auto exigencia (aunque cada vez menos).
–Un lugar de ensueño para ir de vacaciones.
–Melilla, sin ir más lejos. Lo tiene todo, preciosas playas, gastronomía deliciosa, excelente clima y buena gente acogedora y alegre.
–Si le tocara la lotería…
–No arreglaría el mundo, porque no es posible; pero trataría de asegurar el futuro de mis hijos. Algo apartaría para disfrutarlo con mi marido.
–Un chiste.
–Buenas, ¿tienen libros para el cansancio?
-No, están agotados.