Los niños se encuentran en el periodo de adaptación después de las vacaciones.
Los centros de Educación Infantil y Primaria iniciaron en la jornada de ayer un nuevo curso académico, después de unas merecidas vacaciones -para los pequeños- y un tiempo en el que los padres tuvieron la misión de encontrar los suficientes entretenimientos y actividades de ocio para que sus retoños no se aburriesen, sin descuidar de la formación y del refuerzo de algunas asignaturas pendientes y en las que no se han conseguido los resultados estimados.
El despertador, ese enemigo eterno de los niños, volvió a sonar por primera vez después de más de dos meses en los que se le había apartado de la mesita de noche porque no era necesario, dándole su debido descanso estival.
El reloj sonó ayer un poco más tarde de lo que lo hará el resto del curso académico, puesto que la mayoría de los menores aún se encuentran en periodo de adaptación, que les costará a algunos más que a otros, sobre todo para los más pequeños, los de tres a cinco años.
Comienzan, de esta manera los gritos tradicionales y típicos en cada uno de los hogares melillenses en los que cerca de las 7:30 horas, se escuchan ‘¡Date prisa en tomar el colacao y la tostada, que se nos hace tarde!’, el ir deprisa y corriendo al coche para evitar el caos circulatorio que se forma si se sale de casa unos minutos más tarde, puesto que todos los padres salen a la selva del tráfico a la vez, a ver quién llega antes.
Empiezan los problemas de aparcamiento, los estacionamientos improvisados en segunda o tercera fila, los gritos al conductor de delante que no lleva el ritmo propio de un padre de familia que tiene que cumplir con sus obligaciones laborales, oyéndose invitaciones como ‘¡Espabila, que estás dormido!’, cuestión que no hace que el niño llegue a tiempo a la clase, que suene el timbre y la profesora, con mirada desafiante le exponga al progenitor que llega con un minuto de retraso y que el ritmo de la clase ha sido interrumpido a causa de la maratón de su hijo que los demás compañeros acaban de presenciar, porque, todos aprovechan el momento para distraerse, ya que...¡Es muy difícil empezar a estudiar después de las vacaciones y con las buenas temperaturas que aún están presentes en la ciudad!
A pesar de todas las dificultades, los pequeños han regresado a las aulas y volverán a tener su merecido descanso durante las fechas marcadas en el calendario, siendo una de las más ansiadas, por todo lo que implica, la de las Navidades.
Una vez que finalice el presente curso académico, los padres se alegrarán del esfuerzo realizado por educar a sus hijos y comprobarán que el tiempo pasa muy deprisa y que los niños crecen muy rápido, y que van camino a madurar.