El Melilla Sport Capital sigue empeñado en complicarse la vida. Los muchachos entrenados por Alejandro Alcoba firmaron una pobre actuación frente a un Basquet Girona que, gracias al triunfo, consiguió escapar de los puestos de peligro. Todo lo contrario le ocurrió al Decano, en una cita en la que dejó ver su ansiedad, precipitación y falta de acierto de cara al aro contrario ante un rival directo por la permanencia. Un traspiés por 77-63 que se une a las cuatro derrotas anteriores para instalar las dudas y la presión en un vestuario que debe, de manera urgente, salir de su mala dinámica.
No pudo ser peor la puesta de largo visitante. Prueba de ello fueron los cuatro minutos que necesitó Toncinic para acertar con el aro rival después de una sucesión de ataques muy espesos que concluyeron con lanzamientos erráticos. Tampoco el cuadro anfitrión pudo huir de los nervios pese a generar buenas situaciones que no aprovechó Rozitis en el poste bajo. El interior letón trabajó con más voluntad que acierto en el uno contra uno frente al jugador croata, quien no rehuyó el emparejamiento e hizo valer su experiencia.
El marcador fue un espejo del dominio alterno que se vivió a pie del parqué durante el primer cuarto. Solo un parcial 7-0 del quinteto dirigido por Carles Marco dio forma a la primera diferencia sensible en el marcador (11-5, min. 7).
Los errores fueron la tónica dominante en la actuación de dos equipos atenazados. Se echó en falta pausa y claridad en los directores de una orquesta norteafricana que se encomendó al músculo de sus instrumentos de percusión. Alejandro Alcoba situó la responsabilidad en Tew, Toncinic y Sikiras para castigar la pintura del oponente. Sin embargo, una bomba de Cosialls catapultó a un Girona más entonado en ataque (22-12, min. 13). Resistió en parte el Melilla gracias a la capacidad anotadora de Misters y Mbaye desde cuatro metros. Fueron, sin duda, los primeros síntomas que dio el encuentro de querer romperse para un lado, en este caso el local.
El equipo preparado por Carlos Marco continuó sin ceder un milímetro en defensa. Se valió de una permisividad arbitral que crispó al banquillo visitante. Pese a ello, las tropas azulonas dieron inicio al tercer cuarto con ocho puntos de distancia dentro de una carrera en la que siempre el Bàsquet Girona tuvo la sensación de viajar con un punto extra. El margen tomado por el plantel local durante el primer acto causó un efecto balsámico a la hora de gestionar la ansiedad. Tampoco bajó los brazos el equipo norteafricano, demasiado acostumbrado este curso a ir a remolque de sus rivales.
Alejandro Alcoba hizo reposar las opciones de sus pupilos en las manos de un Alec Wintering desatado. El base de Carolina del Norte se adueñó de la pelota y capitalizó el caudal ofensivo de un Melilla incapaz de recortar terreno en el marcador (46-37, min. 27). Rozitis y Schaftenaar siempre se mostraron dispuestos a castigar la falta de movilidad en defensa de la batería de interiores visitantes. Ese fue el sendero que tomó Carles Marco para dejar atrás la mala racha de resultados.
Sin embargo, al Decano aún le restó un hálito de vida. Suficiente para aprovechar la oportunidad de volver a meterse en el partido gracias a dos minutos formidables traducidos en un parcial 2-12 que obró la remontada a través de un triple a la contra anotado por Dedovic (48-49, min. 29).
Con tres puntos de ventaja el Melilla entró en un mini partido que se asemejó mucho al primer cuarto pero con los protagonistas mucho más entonados. Así llegó una sucesión de aciertos en ambos aros que desembocó en un nuevo y definitivo demarraje de la escuadra anfitriona. La defensa en zona local cortocircuitó a un ataque visitante que anotó un único punto en los cinco minutos decisivos para situar en 14-1 el parcial definitivo. Un dato que dio buena muestra de lo vivido en la recta final de la quinta derrota consecutiva de un plantel que naufragó con un pobre 31% en tiros de campo.