Vox calicifó ayer como “moralmente mala, éticamente reprobable y económicamente dañina para la sociedad melillense” la forma de actuar del Gobierno de Melilla, algo que cree demostrado porque “se enfrenta cada día a una nueva condena o imputación”.
En una nota de prensa, la formación criticó, en especial, el papel del PSOE en el Gobierno que comparte con Coalición por Melilla (CpM) y Eduardo de Castro, recién expulsado de Ciudadanos (Cs). De esta forma, acusó a la vicepresidenta primera del Gobierno melillense y secretaria general del PSOE, Gloria Rojas, de “olvidar” que “la política debe estar necesariamente supeditada a la ética”, pero “desde luego no es lo que demuestra Rojas reuniéndose con el exdiputado Aberchán”, que sigue siendo el presidente de CpM.
En este punto, Vox se refirió a la condena de Aberchán en sentencia firme a dos años de cárcel y 30 meses de inhabilitación por dos delitos continuados electorales y un tercer delito continuado de falsedad. “El Gobierno, además, cuenta con Eduardo de Castro, imputado recientemente por los presuntos delitos de prevaricación administrativa y malversación, por la presunta concesión ilegal del centro de Rostrogordo, lo que ha provocado su expulsión de Ciudadanos”, agregó.
Sin embargo, la formación remarcó que no le asombra “este nuevo PSOE melillense” porque su exsecretario general Dionisio Muñoz “es condenado junto a Aberchán a dos años de cárcel e inhabilitación por los mismos delitos2 y “el número diez de su lista electoral es detenido por presunto delito de tráfico de seres humanos”.
También apuntó que, “posteriormente, su viceconsejero de Medio Ambiente tiene que dimitir por autoadjudicarse 5.500 euros para la compra de un vehículo eléctrico y por último, de momento, el consejero de Sanidad fue pillado en una paella entre amigos, saltándose todas las normas anti Ccovid, que exige al resto y negándose a dimitir”.
Vox aseveró que todos estos casos se han registrado en el “periodo récord de dos años” y que se ha preguntado “dónde ha dejado Rojas el tan cacareado código ético del PSOE que promueve liderar el proceso de limpieza y calidad democrática en la política española, enfrentándose a cualquier forma de corrupción pública”.
A su juicio, “estas personas no son las adecuadas para decidir el futuro del Gobierno de Melilla, en la que, posiblemente, sea la peor situación de crisis económica y sanitaria por la que ha atravesado Melilla en siglos”, y cree que “Melilla no se merece esta situación continuada de desgobierno, de parálisis institucional y de falta de soluciones a los gravísimos problemas que afronta la ciudad”.