A PESAR de las restricciones marcadas a los desplazamientos fuera de Melilla debido a la pandemia de coronavirus, las zonas de embarque del aeropuerto y del puerto presentan un aspecto que no parece acompañar. Las zonas de espera están abarrotadas de viajeros y todo hace presagiar que durante la Semana santa el número de personas aumentará. De hecho, en previsión de que algunos ciudadanos desoigan las normas, las autoridades anunciaron que se endurecerán los controles y se examinarán con lupa los motivos de los desplazamientos.
La picaresca para saltarse la reglas está a la orden del día y es vox populi que muchos están dando razones falsas para poder desplazarse a la península. Las citas médicas se han convertido en la estrella de las excusas para viajar y poder saltarse las restricciones.
Parece que muchos no se han dado cuenta todavía de la delicada situación que atraviesa Melilla. Limitar los desplazamientos no es un capricho ni una excentricidad de los responsables políticos, es una medida destinada a controlar el avance de la covid-19 y en última instancia a salvar vidas. Además, si no logramos doblegar la curva de contagios, la ciudad se verá abocada un nuevo cierre de la economía, un desastre para muchas empresas que ya están con el agua al cuello y para las que un nuevo parón supondría el golpe de gracia.
Las autoridades deben ser más exigentes que nunca a la hora de controlar los desplazamientos y también tienen que ser contundentes a la hora de castigar los comportamientos tramposos e irresponsables que están haciendo que Melilla no pueda levantar cabeza.
Si después de la Semana Santa sufrimos una nueva ola de contagios no podremos decir que no se sabía que esto podía suceder. Ya llevamos más de un año sufriendo esta pandemia y lo que ha quedado meridianamente claro es que, por el momento, una de las pocas armas con las que contamos para atajar el virus es reducir la movilidad. Sería muy triste y una verdadera tragedia que después de todo lo que ha pasado, con 77 muertos en la ciudad, volviésemos a caer en el mimo error.
Melilla no levanta cabeza por la cantidad de subhumanos que pululan a todas horas por la ciudad a pie y motorizados- ambos tipos inclusive después del toque de queda- y que no son sancionados ni controlados porque como son insolventes o marginados pues nadie se toma molestia en meterlos en vereda. Igualmente barrios enteros que no los pisa la policía porque es mejor que todas las patrullas estén en paseo marítimo o avenida.
De que sirve la medida absurda de cerrar centros educativos, universidad, biblioteca y demás a las 19? Pues simplemente para cercenar y lastrar el derecho a la educación porque los subhumanos siguen haciendo de las suyas ni son sancionadas sus conductas repugnantes.
La gente normal y con familia en península tiene que estar sometida a un régimen carcelario cuando se ha comprobado que politicos- Aberchan, Mohand, caso Latif y su boda- y los cineastas de la fiesta en el hotel hacen lo que les viene en gana. Además, las navieras y aerolíneas por falta de pasaje suspenderian las conexiones con Melilla con la catástrofe que ello supondría. Nadie piensa en esto o en qué mundo viven?
La solución es multar y sancionar con severidad al irresponsable y no cebarse con el ciudadano normal.