L OS AUTOBUSES volvieron ayer a circular en sábado después de haber estado varios fines de semana sin hacerlo por las dificultades económicas que está atravesando la empresa adjudicataria del servicio. Por le momento, se trata de unos servicios mínimos, para atender al menos en parte a los ciudadanos que dependen de este transporte público, pero es un primer paso. Lo que no era de recibo es la situación que se ha vivido las pasadas semanas, durante las que Melilla no contó con este servicio fundamental, dejando una imagen nefasta que no corresponde con la que se espera de una ciudad moderna.
La COA ha sido una de las empresas más perjudicada por la pandemia, las restricciones a la movilidad y los horarios restringidos, el cierre de la aduana y el temor de muchos ciudadanos a contagiarse de coronavirus en uno de los trayectos, ha puesto contra las cuerdas a las finanzas de la empresa que se ha visto en la obligación de reducir el servicio.
Al igual que muchas otras empresas que han sufrido el golpe de la pandemia en sus cuentas, la COA también necesita de una ayuda extraordinaria por parte de la Administración para poder subsistir. Además, tratándose de un servicio básico, como es el transporte en autobús, cualquier inversión que se dedique para que pueda seguir funcionando está más que justificada.
Muchos ciudadanos necesitan el transporte público para poder hacer su vida, un servicio que es imprescindible que funcione los siete días de la semana y con frecuencias unas adecuadas. Esperemos que a partir de ahora los autobuses en Melilla sigan circulando con normalidad, igual que en cualquier otra ciudad española.