Un recorrido con subidas suaves apto para todos los aficionados al ciclismo. Sus grandes atractivos; la histórica estructura militar que corona la zona y la ingente cantidad de fauna exótica que puebla los pinares de lugar
Dentro de las principales rutas ciclistas que podemos recorrer por los alrededores de Melilla, hay una que destaca por su particular belleza; la que nos lleva a golpe de pedal hasta lo pies de la fortaleza Taxdirt, donde podemos admirar de un solo vistazo mar, montaña y terrenos áridos enmarcados en el mismo paisaje.
La expedición hay que iniciarla con el mismo buen ánimo y predisposición de siempre, pues, si bien su dificultad se puede calificar como media, también es cierto que el recorrido está compuesto de unos 30 kilómetros con algunas subidas, por lo que se hace vital encontrar un ritmo cómodo para ir progresando adecuadamente durante el ascenso, sin forzar el cuerpo, para ir disfrutando del paisaje mientras hacemos deporte.
En esta ocasión, nuestro punto de partida será el puesto fronterizo de Farhana. Una vez superado el control policial, debemos girar a la derecha y, tras una pequeña subida, encarar un cruce y elegir el camino que nos lleva a Mariguari – Tres Forcas. En este punto, precaución, pues hay una pequeña bajada que puede jugarnos malas pasadas, ya que la adherencia del asfalto es bastante escueta, sobre todo en los días de lluvia.
Finalizado este tramo, pasamos por el Río Nano para afrontar la primera escalada seria de la jornada, varios kilómetros con un grado de inclinación del cinco por ciento, algo sencillo de superar si no intentamos hacer esfuerzos gratuitos y encontramos un ritmo cómodo y regular de subida desde el comienzo. Hay pocas zonas de llano y bajada en este tramo, por lo que la constancia se convierte en elemento clave.
Cambio de ritmo
Después de recorrer un kilómetro y medio aproximadamente, cuando distingamos un centenario eucalipto que marca el cruce, debemos tomar el camino de la izquierda. A partir de este punto, la inclinación se reduce a lo largo de unos cuatro kilómetros, momento perfecto para adoptar un ritmo más relajado, aunque incidiendo siempre en un pedaleo regular.
Cuando divisemos los primeros pinos es que estamos llegando a la parte clave de nuestro trayecto, pues desde aquí tenemos un sinfín de opciones para explorar los alrededores, en función del ánimo y el nivel de desgaste que tengamos. En cuanto rodemos un rato por el bosque, podemos desviarnos por pistas que nos llevan a calas y playas, o bien elegir el camino a Taurit, desde donde podemos llegar a Charrana y a Tres Forcas.
Internarnos por los senderos de la zona es altamente recomendable, siempre y cuando sepamos orientarnos, pues conducen a parajes de gran belleza que son inaccesibles para otro tipo de vehículos, incluidos los 4x4.
Estos parajes también contiene una amplia variedad de fauna, pues si somos buenos observadores, podemos encontrar en nuestro camino dos de las especies más típicas de estos lares; la tortuga mora y el camaleón, ambas en peligro de extinción.
Volviendo a centrarnos en el trayecto a Taxdirt, debemos encarar la parte alta de los pinares para encontrar la fortaleza oculta entre los árboles, en mitad de una llanura. La estructura fue tomada en septiembre de 1909 por un Regimiento de Caballería del teniente coronel Cavalcanti. El edificio, construido con materiales de mampostería y hormigón, se conserva en buenas condiciones, por lo que podemos observar que estaba emplazado sobre una planta cuadrada con un nivel superior destinado al sargento y a instalar ametralladoras.
A pocos metros de la impertérrita estructura, vemos varios nidos de artillería que apuntan a la costa, lo cual nos recuerda lo inexpugnable de esta fortaleza por su situación estratégica.
Vuelta al camino
Finalizado el descanso, volvemos al camino, rumbo al oeste, a una carretera poco transitada, bien asfaltada y de bajada continua que nos conduce hasta nuestra próxima parada; la cafetería Al – Bostan (El Jardín), sitio exótico y místico lleno de plantas y de animales tales como búhos, águilas, pavos reales y, como no, monos.
Aquí nos tomamos un merecido refrigerio para reponer fuerzas y afrontar el regreso a casa, siempre con precaución, mano en el freno ante los imprevistos, pues los descensos tienen siempre su nivel de riesgo.
En resumen; ruta de 30 kilómetros, unas tres horas de recorrido a buen ritmo y dificultad media, pues las pendientes no son lo suficientemente pronunciadas como para suponer un problema, por lo que puede ser encarada por veteranos y noveles del ciclismo. Como siempre, para éste y otros recorridos, recomendamos visitar el blog de Ricardo Ruiz Varea, gran aficionado a este deporte, que nos ofrece en su web toda la información necesaria al respecto y anécdotas y curiosidades sobre las rutas. Altamente recomendable, tanto para los veteranos, como para los que se quieran iniciar en esta modalidad deportiva.